Hay que considerarle dos aspectos al problema de la enseñanza de la Ginecología y de la Obstetricia: 

lo. -La enseñanza de las nociones elementales de dichas especialidades a los estudiantes de la carrera de Médico, Cirujano y Partero, y 

2o. -Los cursos para graduados, es decir, a médicos ya titulados.

Por lo que respecta al primer aspecto es necesario reconocer que no existe actualmente en el programa de estudios de la Facultad de Medicina, dependiente de la Universidad Nacional Autónoma de México, la cátedra de Ginecología. Esto no quiere decir que no se estudie esta materia, pero como un simple capítulo dentro del Tercer Curso de Patología Quirúrgica, en su parte doctrinaria, y por lo que respecta a su práctica de clínica, también se estudian enfermas ginecológicas dentro del Tercer Curso de Clínica Quirúrgica.

Hay que reconocer, por lo tanto, que el profesor del Tercer Curso de Patología Quirúrgica tiene que dividir el tiempo que comprende su año escolar, en las tres partes que abarca dicha cátedra: 1) Patología de paredes y cavidad abdominal, con aparato digestivo; 2) aparato genitourinario del hombre; 3) ginecología. Por eso mismo tiene tan limitado su tiempo, que es materialmente imposible que dé un curso elemental de patología ginecológica más o menos completo, menos aún, que se adentre en nociones de fisiología y endocrinología ginecológicas básicas para la mejor comprensión de las ginecopatías y, por tanto, dejará otros muchos puntos fundamentales de lado y sin tratar.

Otro tanto tiene que verse obligado a hacer el profesor del Tercer Curso de Clínica Quirúrgica, pues tiene que empeñarse en mostrar casos clínicos correlacionados con los temas que abarca el Curso de Patología Quirúrgica correspondiente, por tanto tendrá o no, ocasión de mostrar unas cuantas enfermas ginecológicas a los alumnos, quienes ya se encuentran en la antesala de su recepción profesional y saldrán a ejercer con grandes deficiencias.

Es penoso confesar que años muy atrás sí existía la Cátedra de Clínica Ginecológica en el programa de la Facultad, yo personalmente recuerdo haberla llevado con el profesor Dr. B. Gastelum, de quien conservo unos libros con las historias clínicas impresas de las enfermas estudiadas (1925-1926). Posteriormente desapareció y años más tarde hemos visto con sana envidia, cómo se ha dado lugar en el programa a cátedras similares en importancia, como la de Urología.

Actualmente se encuentra al frente de la Facultad de Medicina un inteligente y dinámico Director, el Dr. Raoul Fournier Villada que ha revolucionado el programa de la enseñanza, de quien esperamos tenga muy presente el problema que confronta nuestra Facultad, de ser la única en el Mundo entero que no cuenta en su programa con la Cátedra de Ginecología, para la enseñanza de los futuros médicos, que es tan fundamental como muy amplio y fecundo su campo de aplicación en el ejercicio diario de la Medicina.

Creemos que ya es tiempo de que se establezca dicha Cátedra de Ginecología, y espero que la Asociación Mexicana de Ginecología y Obstetricia, con su aval de diez años de fecunda labor, respalde esta justa petición y sea la primera que haga insistencia porque se cuente con dicha cátedra dentro del programa de estudios de la Facultad.

Indudablemente que esta enseñanza de la Ginecología comprenderá tanto el aspecto teórico y doctrinario, como el de su aplicación práctica a la clínica. Deberá impartirse, preferentemente, en el último año de la carrera, con clases teóricas de una hora, tres días por semana, y clases de clínica, también de una hora, tres veces por semana, en días alternos, pero a la misma hora y, de ser posible, por el mismo profesor o bien un ayudante que dé la teoría y el profesor la clínica. Duración mínima del curso: un año escolar.

El programa a que se sujetaría el temario de la Cátedra de Ginecología deberá ser meditado y considerado por una comisión de profesores en la materia, nombrada de común acuerdo, tanto por el Director de la Facultad, como por la Asociación Mexicana de Ginecología y Obstetricia.

Por lo que toca a la Obstetricia, creo que su enseñanza sí está bien establecida desde hace muchos años en la Facultad de Medicina, y justifica plenamente la designación final del graduado: Médico, Cirujano y Partero. En efecto, durante el quinto año se enseña la Obstetricia teórica, por competentes profesores, y en el sexto hay una cátedra de Clínica de Obstetricia, ejercida por ameritados Maestros. Pienso, en lo personal, que los intentos de fundir e impartir la enseñanza de la Ginecología y de la Obstetricia, en forma de una clínica de Gineco-Obstetricia es poco didáctico y antipedagógico, porque cuando aún no han recibido los alumnos la enseñanza de las nociones básicas, se les hace saltar a un plano más elevado, que puede traerles alguna desorientación que no fijen lo fundamental. Bien está el hacerles comprender las interrelaciones mutuas que ligan a ambas especialidades, pero a mi leal saber y entender, a manera de comentarios complementarios de la cátedra.

Esperando contar pronto con esa Cátedra de Ginecología en la Facultad, paso a considerar el otro aspecto del problema, o sea el de la enseñanza a Graduados de la Ginecología y de la Obstetricia. En este punto, de los cursos de graduados, sí soy decidido partidario de que se imparta la instrucción de ambas especialidades en una forma unitaria destacando la importancia de considerarlas fundidas ambas en la Gineco-Obstetricia.

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