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ISNN - 0300-9041
ISSNe - 2594-2034


Indizada en: PubMed, SciELO, Índice Médico Latinoamericano, LILACS, Medline
EDITADA POR LA Federación Mexicana de Colegios de Obstetricia, y Ginecología A.C.
FUNDADA POR LA ASOCIACIÓN MEXICANA DE GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA EN 1945

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Problemas deontológicos y éticos en ginecología

Periodicidad: mensual
Editor: José Niz Ramos
Coeditor: Juan Carlos Barros Delgadillo
Abreviatura: Ginecol Obstet Mex
ISSN: 0300-9041
ISSNe: 2594-2034
Indizada en: PubMed, SciELO, Índice Médico Latinoamericano, LILACS, Medline.

Problemas deontológicos y éticos en ginecología*

Deontological and ethical problems in gynecology.

Ginecol Obstet Mex | 1 de Abril de 2007

 Ginecol Obstet Mex 2007;75:230-7


Por el Dr. Benjamín BANDERA

* Tomado de Ginecología y Obstetricia de México 1952;VII:141-150.


Estimados Compañeros:

 

Antes de principiar el desarrollo del tema que me ha sido asignado, creo necesario justificar mi presencia ante ustedes y responder a una pregunta que seguramente se habrán hecho: ¿por qué no se designó a un ginecólogo o a un obstetra para esta conferencia? Esta misma cuestión formulé cuando me invitaron y a pesar de las razones que se me expusieron, y que voy a transcribir a ustedes, quizá no hubiera aceptado, de no mediar la insistencia de mi Maestro, el Dr. Rosendo Amor, Jefe de Ginecología de este Curso, a quien me resultaría penoso dar una negativa, por la grandísima consideración y estima que me merece.

Se me dijo: conviene que el tema sea tratado con un criterio de médico general, más que de especialista, para que la visión del problema sea más amplia. Además, usted desde su banquillo de Anestesista, ha sido testigo imparcial en numersoso casos y se ha podido dar cuenta de las consecuencias que en la vida de las enfermas, ha ocasionado la conducta del ginecólogo y por último, ha llegado usted a una edad en que el juicio es sereno, la apreciación equitativa y el criterio se ha formado a base de experiencia, éxitos y fracasos, alegrías y dolores. 

De esta manera se me convenció para que viniera hoy, ante ustedes, a tratar de difíciles  problemas y si a pesar de mi buena voluntad no lo lograre, habrá que pensar que la elección fue equivocada y que las razones aducidas no tuvieron la fuerza que aparentaban y habremos de compartir la responsabilidad del fracaso, el maestro Amor, por haberme invitado y yo por aceptar una tarea superior a mis fuerzas.

Como no existe en nuestros estudios una clase de Deontología Médica, nada nos llama la atención sobre esta materia y sólo al llegar al estudio de la Obstetricia, se nos presentan algunos problemas que deben resolverse apoyados en los principios fundamentales de dicha materia. Pensamos entonces que existe un cuerpo de doctrina al que hay que acudir para basar nuestra conducta y que seguramente es necesario conocerlo, pero que quizás más adelante, tendremos tiempo para estudiarlo y empezamos nuestro ejercicio profesional y hasta que se nos presenta un caso o entablamos una discusión, la referida materia vuelve a nuestra memoria, vagamente, sin que podamos conocer sus fundamentos, sus límites, sus alcances. Sin embargo, la deontología, palabra derivada de dos raíces griegas, deber y tratado, se refiere, principalmente, a los deberes morales del médico, para sus pacientes, para sus compañeros, para la sociedad y para sí mismo. Se fundamenta en principios filosóficos y su conocimiento es indispensable, porque no basta el buen juicio, ni la intención honrada para guiarnos, sino que es necesario conocer las reglas que dicta en cada caso, en algunas ocasiones en abierta pugna con lo que se piensa acertado. A mi entender, una Moral que no se asienta en principios religiosos, sólo tiene bases cambiables y de poca solidez y si no fuera católico, buscaría apoyar mi criterio moral en lo que enseña esta Religión, porque sé que todas las leyes que dicta, además de tener un fundamento invariable, están formando un todo congruente y han sido pensadas, meditadas y discutidas por personas con una preparación excepcional y después de minucioso estudio. Además, al resolver los problemas de moral de acuerdo con los principios católicos, me pondría de acuerdo con las ideas de la inmensa mayoría de mis clientes, quienes seguramente aceptarán consejos basados en principios religiosos que ellos profesan y no con fundamentos extraños.

Ante la imposibilidad de agotar el tema y considerarlo en todos sus múltiples y variados aspectos, he decidido tocar solamente tres puntos: I. El secreto profesional para el ginecólogo y el obstetra, II. Los errores en que pueden incurrir como cirujanos y III. Los errores que pueden cometer como consejeros. 

 

I. EL SECRETO PROFESIONAL PARA EL 

GINECÓLOGO Y EL OBSTETRA 

 

Este importante capítulo de la conducta médica adquiere para la especialidad que ustedes practican, características muy dignas de señalarse. En primer término, se tomará en cuenta el trato diario con mujeres y ese repetido intervenir en los problemas más íntimos en un espíritu lleno de complejidades, de contradicciones, sensible a veces hasta la exageración, con reacciones inesperadas, con pasiones intensas, debe crear en el médico de señoras, un cierto número de cualidades, que si bien es cierto se encuentran en la mayoría de los médicos que tratan enfermos, en el caso particular, se aumentan y afinan. El ginecólogo deberá aumentar su espíritu observador, no sólo en su paciente, sino en sus familiares y en el medio en que ésta se desarrolla y abarcará, además del aspecto médico, el social y el sentimental. Si la discreción es indispensable en el trato de todo enfermo, si se trata de señoras que con frecuencia exageran, comprenden parcialmente las explicaciones y en ocasiones las tuercen o disfrazan, según su interés, la reserva del especialista debe ser estricta y sus palabras pesarse una por una, ya que pueden ser el objeto de una pequeña tragedia íntima o bien la base para alterar la paz de un hogar. Si una paciente comprende o cree comprender en las palabras del médico, que su marido es responsable de su estado –enfermedad, esterilidad– se le proporcionan armas que esgrimirá en su casa, muchas veces reforzadas por la intervención materna, sembrando en un hogar una situación cuyas consecuencias no siempre se pueden medir. Revístase el especialista de señoras de una prudente reserva; observe, mida sus palabras, que más veces tendrá que lamentar el haber hablado que el haber callado.  

Dos ejemplos ilustrarán los anteriores conceptos: se opera una mujer casada de un cuadro agudo abdominal y el cirujano informa al esposo de la enferma al terminar la operación: encontré un embarazo extrauterino. Sorpresa e indignación. El esposo tenía varios meses de ausencia conyugal. 

Para leer la información completa, por favor descargue el archivo PDF.


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