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ISNN - 0300-9041
ISSNe - 2594-2034


Indizada en: PubMed, SciELO, Índice Médico Latinoamericano, LILACS, Medline
EDITADA POR LA Federación Mexicana de Colegios de Obstetricia, y Ginecología A.C.
FUNDADA POR LA ASOCIACIÓN MEXICANA DE GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA EN 1945

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INFORMACIÓN EXCLUSIVA PARA LOS PROFESIONALES DE LA SALUD


Traumatismos del recién nacido

Periodicidad: mensual
Editor: José Niz Ramos
Coeditor: Juan Carlos Barros Delgadillo
Abreviatura: Ginecol Obstet Mex
ISSN: 0300-9041
ISSNe: 2594-2034
Indizada en: PubMed, SciELO, Índice Médico Latinoamericano, LILACS, Medline.

Traumatismos del recién nacido*

Newborn traumatisms.

Ginecol Obstet Mex | 1 de Julio de 2007

Ginecol Obstet Mex 2007;75(7):419-30


Por el Dr. Miguel DELGADO CONTRERAS
México, D. F.


* Tomado de Ginecología y Obstetricia de México 1952;VII:164-9.


Señores miembros de la Asociación Mexicana de Ginecología y Obstetricia: al presentar este trabajo, que no tiene ninguna pretensión, solamente me anima el propósito de expresar un criterio sobre la línea de conducta a seguir, enfrente de problemas obstétricos de cuya correcta resolución depende la vida o el futuro intelectual de los recién nacidos.

En el momento actual, estamos ya muy alejados de aquellas épocas en que se usaban las maniobras obstétricas llamadas por los franceses de necesidad o de fuerza.

Debemos a Pinard, en sus lecciones sobre Sinfisiotomía, la iniciación de una era en la que se lucha sin descanso para prevenir hasta donde sea posible las lesiones a que están expuestos los seres por venir a este mundo.

Todos nosotros sabemos el peligro potencial que entraña el paso del feto por el canal del parto, pero en la actualidad, la cesárea segmentaria después de pruebas de trabajo bien conducidas, la sinfisiotomía en manos hábiles como las del Dr. Rábago, el fórceps profiláctico en periodo expulsivo, el relajamiento de los planos blandos que se obtiene por algunos métodos anestésicos, y otros procedimientos obstétricos que sería muy largo enumerar, son elementos que nos permiten defender, en ocasiones de un modo brillante, la vida de los seres que se confía a nuestro cuidado, y que nos permitirán en el porvenir, tener en este México que tanto queremos más niños fuertes, sanos e inteligentes, con posibilidades mentales que harán honor a la tierra que los vio nacer y nos evitarán el dolor que causa ver madres que después de meses de sufrir el calvario del embarazo y el tormento del parto, reciben en sus brazos niños mártires o niños muertos. El concepto etiológico general de los traumatismos del recién nacido ha sufrido cambios radicales en los últimos años, clásicamente se consideraban los siguientes factores:

 

1) Estrechez pélvica con exceso de volumen parcial o total del feto.

2) Extracciones artificiales laboriosas por las vías naturales.

3) Partos prolongados.

4) Distocias de contracción.

5) Taras o padecimientos intrauterinos.

 

Ahora estamos convencidos de que los traumatismos del recién nacido suceden con gran frecuencia:

 

1) En la inmadurez fetal.

2) En el paso rápido de la cabeza por el canal del parto, o sea una extracción de la cabeza última o un parto apresurado con oxitócicos, o un parto espontáneo con periodo expulsivo rápido como se ve en las multíparas.

3) En los partos operatorios difíciles.

4) En los niños tarados o con padecimientos congénitos, lo que explica las lesiones que se presentan aun en partos completamente normales.

 

En el aspecto clínico del problema revisaremos los siguientes capítulos:

 

1) Muerte aparente.

2) Lesiones de los planos superficiales.

3) Lesiones sobre el esqueleto.

4) Lesiones del sistema nervioso periférico.

5) Lesiones viscerales.

MUERTE APARENTE

 

Es el más frecuente de todos los cuadros patológicos del recién nacido, se caracteriza por los tres signos siguientes:

 

1) Ausencia e vagido y de movimientos de las extremidades.

2) Ausencia de movimientos respiratorios.

3) Presencia de diversos trastornos del ritmo cardiaco que pueden llegar hasta la retensión aparente de los latidos.

 

Etiología. La muerte aparente puede ser consecuencia directa del traumatismo obstétrico, de trastornos de la circulación funicular, también puede ser debida a la anestesia durante el parto o a la fragilidad particular de un niño débil, tarado o enfermo.

La asfixia. Es producida por todas aquellas causas que dificultan los cambios sanguíneos fetomaternos como por ejemplo: las compresiones del cordón, ya sean por circulares, nudos, procidencias, o bien por laterocidencias muy difíciles de advertir por la clínica; las anomalías de la contracción uterina, sobre todo la hipertonía; el desprendimiento prematuro de placenta normo-inserta y la placenta previa; padecimientos maternos como la asfixia materna, intoxicaciones graves, eclampsia, padecimientos pulmonares agudos o crónicos, padecimientos cardiacos descompensados, anemia, sífilis, paludismo, enfermedades crónicas caquectizantes y enfermedades agudas hipertérmicas. En relación a la asfixia es un hecho de observación muy interesante, que el recién nacido pueda resistir bastante bien una asfixia lenta y progresiva; en cambio si la asfixia se establece bruscamente, el niño puede presentar un reflejo inhibidor con paro cardiaco brusco.

El parto prolongado. Sobre todo la prolongada permanencia de la cabeza en el canal durante el periodo expulsivo.

La prematurez, debilidad congénita, lues, malformaciones fetales del corazón, del timo, del tiroides, etc.

 

Sintomatología y formas clínicas

Ya es clásico describir en el estado de muerte aparente dos formas principales mal llamadas: asfixia azul y asfixia blanca.

El cuadro de la forma azul de la muerte aparente según la descripción de Maygrier y Jeannine es como sigue:

 

El niño que acaba de nacer no llora, no respira, pero conserva bastante apreciables los latidos cardiacos, presenta una coloración cianótica más o menos marcada pero siempre presente, más apreciable en la cara, en los labios y en las extremidades. La cabeza oscila sobre el tronco, los ojos están cerrados, las mejillas abolsadas, las orejas frías, la boca cerrada, pero al introducir el índice dentro de ella, se aprecia conservado el reflejo de deglución. Hay reflejo corneal. Hay cierto grado de tonicidad muscular. Si el tratamiento es eficaz se ve aparecer una inspiración profunda, brusca, espontánea, a veces entrecortada y se ve a las inserciones del diafragma dibujar un surco perineumónico. Al cabo de algunos segundos o de varios minutos tiene lugar una segunda inspiración, luego una tercera y otras cada vez más próximas hasta que se establece una respiración regular. Durante todo este tiempo ha habido latidos cardiacos perceptibles a la vista y a la palpación y se podrá sentir que el cordón late en su parte próxima al ombligo. Finalmente el niño llora y todo el cuadro desaparece.

 

En su forma blanca, la muerte aparente es como sigue: tampoco como en el cuadro anterior el niño llora ni respira, pero aquí los latidos cardiacos pueden ser difícilmente apreciables aun a la auscultación; todo el cuerpo tiene una palidez uniforme; cérea, los labios son ligeramente violáceos. El niño está blando, inerte, sin tonicidad muscular, la cabeza y los miembros cuelgan sin resistencia, los ojos están cerrados, las córneas insensibles, la boca está cerrada, el istmo de las fauces no reacciona a la introducción del dedo, el cordón está flácido y sin latir. Frecuentemente en la forma blanca, la muerte aparente se transforma en real y su signo es la ausencia absoluta y persistente de todo latido cardiaco. En ocasiones estos niños pueden ser reanimados, siempre con dificultad, llegan a llorar y dan la impresión de que se ha triunfado sobre la muerte, pero nada más engañoso, estos niños mueren frecuentemente en los primeros días de su vida o si sobreviven pueden presentar secuelas tardías aun muchos años después de nacidos.

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