Es sorprendente la evolución que ha sufrido la Endocrinología en los últimos treinta años. Dentro de esta evolución llama la atención el progreso alcanzado en la terapéutica hormonal en general. La comunicación de Brown-Séquard a la Sociedad de Biología en 1889 abre la era endocrinológica y proclama principios que más tarde habrían de justificar la administración de extractos orgánicos en terapéutica, es decir la organoterapia. El mejor conocimiento de la fisiología endocrina, el aislamiento de las hormonas y más tarde su síntesis, forman las bases para el uso racional de las hormonas en terapéutica. En el campo de la Ginecología Endocrina (7), los trabajos de Hitschman y Adler en 1908 y los de Schroeder, demostraron de manera indudable la existencia de cambios periódicos cíclicos del endometrio y la experimentación en animales a principios del siglo XX dio luz sin igual a este problema gracias a los trabajos de Fraenkel en 1903, los experimentos de transplantación ovárica de Marshall, Jolly Knauer y Halban; la demostración de los cambios cíclicos endometriales antes mencionada, los estudios de la función del cuerpo amarillo de Fraenkel, Leo Loeb y Halban; la obtención de huevos humanos de las trompas debida a Allen, Pratt y Newell; la correlación de los ciclos endometrial y ovárico demostrada por Schroeder; los estudios de Loeb, Marshall, Stockard y Papanicolau, Evans y Long y otros, acerca del ciclo estral de los animales inferiores; el descubrimiento de la hormona gonadotropa de la antehipófisis por Evans y Long; el descubrimiento y el aislamiento de las hormonas estrógenas iniciados por Frank Edgar Allen, Doisy y Butenandt; el descubrimiento de la progesterona del cuerpo amarillo por Corner y Allen y Hisaw, y los estudios de Heape, Van Herwerden, Corner, Allen y Hartman sobre el ciclo menstrual de los monos; las numerosas investigaciones de Zondek y Aschheim, Iscobesco, Kaufman, Kuzrok, Firor y Geiling, Markee, Barthelmezx, Ancel y Bouin y otros tantos que es imposible enumerar. Todos estos estudios así como las investigaciones más modernas han permitido conocer el ciclo menstrual de la mujer, así como el papel que en él juegan las glándulas endócrinas. Como consecuencia de ello y gracias a la síntesis de las hormonas que permite obtenerlas en el comercio en las cantidades necesarias y a precio razonable, ha sufrido un gran impulso la terapéutica hormonal de los padecimientos ginecoendócrinos. Hasta hace muy poco tiempo se han utilizado de preferencia las hormonas aisladas, de acuerdo con los principios de la fisiología del ciclo menstrual, procurando remedar lo que normalmente ocurre en el funcionamiento del eje hipófisis-ovario, con el fin de orientar sus funciones en el sentido que se considera necesario. Se ha buscado así el efecto de las hormonas sobre sus efectores, de acuerdo con sus acciones similares, colaterales u opuestas a los fenómenos fisiopatológicos que ocurren en cada caso determinado.
