Influencia del embarazo sobre el cáncer
En muchos trabajos se afirma que en gran número de observaciones, el cáncer presenta aceleración en caso de embarazo. Se acepta que la aceleración está ligada a influencias hormonales –ováricas y otras– y a las metabólicas que son propias en el embarazo.
Es de señalarse, sin embargo, que igualmente muchos autores sostienen que en gran número de casos la influencia del embarazo en blastomas ha sido nula.
A pesar de estos criterios contrarios, creemos conveniente señalar la necesidad de tener en cuenta la posible aceleración de la neoplasia en la cancerosa embarazada y esto último acontece sobre todo en los blastomas mamarios y con alguna mayor probabilidad en la etapa del puerperio.
La multiparidad ha sido señalada como causa favorecedora de la aparición de cánceres genitales, especialmente del cuello de la matriz. Es de marcarse que en la nulípara el blastoma del cuello uterino es excepcional y que en la gran multípara los casos de cáncer de esa localización no son demasiado frecuentes; en nuestra estadística la mayoría de los blastomas del cuello uterino corresponden a multíparas con embarazos cuyo número varía de tres a ocho. Es de recordarse, por otra parte, que en relación con los embarazos repetidos y a la localización cancerosa en el cuello uterino, se señala que son los traumatismos (obstétricos, ginecológicos, etc.) y en general las irritaciones físicas, químicas o biológicas en el cuello uterino, más que el embarazo mismo, lo que favorecería el desarrollo del cáncer.
Existe un grupo de neoformaciones cuya aparición está subordinada precisamente a la existencia de estado gravídico, son ellas las neoplasias trofoblásticas, coriales, marcándose por su importancia y alguna frecuencia los corioblastomas (corioepiteliomas malignos, coriocarcinomas); los cánceres coriales están ligados a la previa existencia de estado gravídico que puede haber terminando por parto o por aborto; en un tercio de los casos el embarazo fue molar.
Los excepcionales casos de corioblastomas ováricos y testiculares no invalidan esta manera de pensar y sólo señalan extraordinaria excepción.
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