La adolescencia representa una etapa compleja en donde el protagonista experimenta múltiples cambios biológicos y psicológicos que deberán conducir a su inserción en una sociedad cada vez más exigente y demandante. Es en ésta donde se encuentran algunos de los factores más importantes para propiciar la cronicidad de muchas enfermedades; por lo tanto, deben buscarse sus causas, como: aumento de los embarazos en la adolescencia, inicio temprano de las relaciones sexuales, incremento en el número de abortos, aumento de parejas sexuales y enfermedades de trasmisión sexual. Éstos son los problemas más frecuentes en la consulta de ginecología infanto-juvenil. El aspecto más preocupante, vinculado con dichos factores, es el aumento de la vulvovaginitis candidiásica en las adolescentes. 

Candida albicans es un microorganismo (levadura) que se hospeda con mayor frecuencia en la vagina de mujeres adolescentes y adultas, cuya infección suele ser asintomática; sin embargo, la incidencia de vulvovaginitis sintomática en adolescentes es 10 veces menos frecuente que en mujeres adultas. La candidiasis asintomática es común en la adolescencia y con vida sexual activa.¹ En las mujeres adolescentes se ha detectado mayor número de levaduras, en comparación con las adultas, sin ocasionar síntomas clínicos. Se han estudiado múltiples factores inmunológicos locales para buscar la explicación a este fenómeno y se ha encontrado que las secreciones vaginales de mujeres adolescentes tienen elevada respuesta de citocinas proinflamatorias (IL-1 e IL-6), cuyas respuestas de anticuerpos IgA predominan sobre la respuesta de IgG, mientras que en la mujer adulta suelen detectarse concentraciones más altas de IgG.¹ 

También, se conoce que las células epiteliales de la vagina tienen actividad anti-Candida (inhiben el crecimiento del hongo), considerado mecanismo de respuesta innata,² pues es mayor su actividad en mujeres infectadas con este microorganismo. Las mujeres adolescentes tienen mayor respuesta protectora anti-Candida de las células epiteliales de la vagina en comparación con las mujeres adultas.¹ Dicho mecanismo es importante para controlar los procesos de interacción huésped-hongo (comensalismo o infección).

Existen contradicciones relacionadas con el papel de la anticoncepción hormonal y el riesgo de infección por candidiasis. Algunos autores coinciden que estos factores no favorecen la colonización de Candida albicans en las adolescentes;¹ otros plantean que dichos factores propician la vaginitis micótica en las mujeres en edad fértil.^3,4 Se ha señalado que la anticoncepción hormonal disminuye las sustancias implicadas en la respuesta innata antimicrobiana (expresión de β-defensinas-1, 2 y granulisinas) en el aparato reproductor femenino.³

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