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ISNN - 0300-9041
ISSNe - 2594-2034


Indizada en: PubMed, SciELO, Índice Médico Latinoamericano, LILACS, Medline
EDITADA POR LA Federación Mexicana de Colegios de Obstetricia, y Ginecología A.C.
FUNDADA POR LA ASOCIACIÓN MEXICANA DE GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA EN 1945

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INFORMACIÓN EXCLUSIVA PARA LOS PROFESIONALES DE LA SALUD


Juicio crítico acerca de los modernos métodos auxiliares en el diagnóstico en ginecología

Periodicidad: mensual
Editor: José Niz Ramos
Coeditor: Juan Carlos Barros Delgadillo
Abreviatura: Ginecol Obstet Mex
ISSN: 0300-9041
ISSNe: 2594-2034
Indizada en: PubMed, SciELO, Índice Médico Latinoamericano, LILACS, Medline.

Juicio crítico acerca de los modernos métodos auxiliares en el diagnóstico en ginecología

Critical thinking about modern helper methods in the diagnosis in gynecology.

Ginecol Obstet Mex | 1 de Septiembre de 2011

Ginecol Obstet Mex 2011;79(9):579-590


Por el Dr. Genaro ZENTENO
Profesor de 3er. Curso de Clínica Quirúrgica
Universidad Nacional de México

 

Reproducido de Ginecología y Obstetricia de México 1956;XI:137-152


El mejor juicio que puede hacerse de los métodos modernos de exploración, es expresar con convicción que son la resultante de la evolución que ha transformado a la Ginecología, tanto en su ciencia, como en el arte de su aplicación clínica; en el primer aspecto ha superado en los últimos 25 años a las demás ramas de la Medicina pues, de acervo de principios básicamente objetivos, se ha colocado en los planos superiores de la especulación y esto, primordialmente por su asimilación a la Endocrinología. En ese orden, la complejidad del estudio obliga a emplear los medios de exploración adecuados que no podrían ser otros que los de Gabinete y Laboratorio.

 

Evolución de la Ginecología en un Siglo

Síntesis histórica

Una mirada histórica rápida (1) acentuará nuestra congratulación de vivir nuestra época. Hipócrates y Galeno atribuyeron todos los males femeninos a retención de loquios y retención de reglas. En 1686, Puzos habló de metástasis lechosas y de colecciones de “leche corrompida” hasta que Bichat en 1801 describió los abscesos pélvicos. En un período anatomo clínico inspirado por los procedimientos de Laenec la observación clínica comparándose con el hallazgo de autopsia, edificó los cuadros clínicos de pelviperitonitis, desviaciones uterinas y hematocele pélvico; Recamier, Bernitz y Bourdon y constituyó la base del trabajo magistral de Nélaton. Ya Cruvelhier explicó la patología inflamatoria genital de la mujer señalando a la linfagitis como preponderante mientras Dance y Behier aseguraban que era flebitis. Bernutz integró las pelviperitonitis, Siredey presentó su tesis sobre metritis y anexitis en 1860 y J. Lucas Championiére en 1870 hizo la descripción de los linfáticos uterinos señalando su importancia en la propagación infecciosa. Hasta ese momento, como auxiliar de exploración se usó el espejo que Recamier “desempolvó” de los hebreos.

Lawson Tait en 1792 puede decirse que inició la cirugía ginecológica y en un período siguiente se inició la investigación de las causas pues cuando todo se atribuía a las diátesis, Martinau identificó las manifestaciones blenorrágicas y Gosselin afirmó su especificidad culminando esta afirmación en evidencia, cuando Pasteur descubrió en los gérmenes vivos la causa de las infecciones. Desde entonces, con Hausman en 1870 y Winter en 1888, se encontraron 27 especies distintas en la flora vaginal de las que 11 años después Hallé determinó que se trataba de saprofitos que carecían de importancia en los problemas infecciosos y que sólo debían guardarse como importantes: el gonococo descubierto en 1879 por Neisser cuya trascendencia le fue concedida hasta que Bumm, Schauta, Morax y Raymond lo encontraron en el canal cervical, en las trompas y en los abscesos peritubáricos y pélvicos estableciéndose así la unidad de origen. El estreptococo identificado por Windal como el causante de la fiebre puerperal al encontrársele en la sangre y en las vísceras de las mujeres que por ella sucumbían y el bacilo de Koch que en 1892 identificó la tuberculosis genital. Además de estos tres principales gérmenes específicos ya se hizo notar al colibacilo como un asociado obligado y Jeanin estableció la importancia de los anaerobios.

Hasta este período, el concepto anatómico pretendió interpretar los síntomas, pues los fenómenos funcionales sólo eran hipótesis; así, Dogescu en 1833 atribuyó la menstruación a una acción del ovario. Pouchet en 1847 y Pflugger en 1865, atribuyeron el fenómeno al sistema nervioso pero Halban y Rein demostraron que persistía aun cuando fuesen destruidas las conexiones nerviosas. Ya en este siglo, en 1902, Ancel Bouin y Fraenkel iniciaron el estudio científico del ciclo sexual poniendo de manifiesto a la función ovárica, como determinante y, con ello, involucrado en el sistema de las glándulas de secreción interna. Como corolario de esos descubrimientos, Hitschmann y Addler en 1908 y con más precisión Schroeder en 1915, describieron las fases del ciclo endometrial y este último sus relaciones con el del ovario. Stockard y Papanicolaou en 1917 y Elíseo Ramírez (en nuestra patria) en 1918 estudiaron el ciclo en la descamación vaginal, de los roedores los primeros y en la mujer el segundo. En 1922 Evans y Long identifican la hormona del crecimiento como fracción de la antehipófisis y en 1923 Allen y Doisy la estrogénica; y a su vez, Zondek y PE Smith en 1926 (2), las dos fracciones gonadotropas entonces prolanes A y B que al formar parte de las 11 fracciones atribuidas a la antehipófisis, transformaron los conceptos endocrinológicos que siguen siendo la base hasta nuestros días, Para complemento del ciclo hormonal en 1928 identificó Butenandt a la progesterona.

Aplicar estos principios al estudio de los fenómenos del ciclo sexual y la incidencia de los de la vida genital en función de los de reproducción, es la misión del Clínico Ginecólogo que aprovecha el fruto de una pléyade, de no menos respetables por anónimos colaboradores que se congregaron alrededor de los nombres ilustres aquí consignados y, para ello, necesita de los medios similarmente empleados en la investigación. Además, para resolver los problemas de la función de reproducción, fue necesario indagar la capacidad biológica de la pareja, que incluye la intimidad de los fenómenos fisiológicos que se manifiesta en signos objetivos impresos en tejidos funcionantes de los órganos nobles y como complemento del examen propedéutico, recurrir al estudio de la permeabilidad y el medio químico biológico del tracto genital por la exploración armada y el laboratorio.

De la misma manera, en el terreno de la Oncología por haberse clasificado a determinados tumores por estirpe y repercusión sobre la economía de la mujer como funcionantes, el Laboratorio le es indispensable para su identificación al mismo tiempo que, participando del problema actual del cáncer y en particular por el gran contingente con que contribuye el aparato genital femenino, es la aspiración muy legítima el sorprenderle en su principio, para lo que debe asimismo, recurrir al Laboratorio y a la exploración armada.

Por consiguiente, en nuestra época, la Clínica Ginecológica debe ser encaminada por conocimientos sólidos de patología en sus distintos aspectos: Embriogénico, fisiopatológico, infeccioso y oncológico que permitirán por medio del interrogatorio y exploración física, correlacionadas con inteligencia, el Clínico pueda solicitar y emplear los medios adecuados para integrar el diagnóstico. Esos medios, podremos considerarlos como de Laboratorio y Gabinete. Los de laboratorio comprenden: Endocrinológicos, histopatológicos, de química-biológica, parasitológicos y bacteriológicos. Los de Gabinete son: Histerosalpingo-kimografía, histerosalpingografía; histerosalpingo-ginecografía; peritoneoscopia, culdoscopía, endoscopía, colposcopia y colpomicroscopía.

 

MÉTODOS DE EXPLORACIÓN DE LABORATORIO

Endocrinológicos

Son aplicables para la clasificación de los trastornos funcionales que pertenezcan en propio al área genital así como de los que son repercusión de otras endocrinopatías y que no nos deben ocupar ahora. La morbilidad en este terreno comprende toda la vida de la mujer: pero la femineidad, es distinta según las épocas: la infancia y la niñez, la menarquia, la vida genital, el climaterio y por último la menopausia.

Tener presente la hormonología de estas épocas es indispensable para interpretar los hallazgos de las hormonas excretadas cuando se trata de identificar un pretendido trastorno funcional y, aun considerando lo imperfecto y laborioso de los métodos, sólo como ejemplo damos las constantes más salientes:

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