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ISNN - 0300-9041
ISSNe - 2594-2034


Indizada en: PubMed, SciELO, Índice Médico Latinoamericano, LILACS, Medline
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FUNDADA POR LA ASOCIACIÓN MEXICANA DE GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA EN 1945

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La carga del cáncer cervicouterino y de la infección por virus del papiloma humano en México y en el mundo

Periodicidad: mensual
Editor: José Niz Ramos
Coeditor: Juan Carlos Barros Delgadillo
Abreviatura: Ginecol Obstet Mex
ISSN: 0300-9041
ISSNe: 2594-2034
Indizada en: PubMed, SciELO, Índice Médico Latinoamericano, LILACS, Medline.

La carga del cáncer cervicouterino y de la infección por virus del papiloma humano en México y en el mundo

The burden of cervical cancer and infection by human papilloma virus in Mexico and internationally.
 

Ginecol Obstet Mex | 1 de Diciembre de 2011

Ginecol Obstet Mex 2011;79(12):788-793



El cáncer cervicouterino constituye un problema de salud pública en México porque es un área geográfica de alto riesgo de enfermedad, comparada con los países industrializados que cuentan con programas organizados y eficientes de prevención y control, los que han logrado abatir su coexistencia. A pesar de que la frecuencia del cáncer cervicouterino, en términos de incidencia y mortalidad, ha disminuido en México durante los últimos 20 años, persiste como un tema de política pública inconclusa, pendiente de resolver, y con necesidad de solventar diversos rezagos.

 

Incidencia del cáncer cervicouterino 

El cáncer cervicouterino ocupa el tercer lugar de los tumores malignos que sufren las mujeres en todo el mundo. Se estima que cada año aparecen cerca de 529,828 nuevos casos. De acuerdo con la Agencia Internacional de Investigación en Cáncer,1 la incidencia estimada de cáncer cervicouterino para el año 2008, en México, fue de 19.2 por cada 100,000 mujeres de todas las edades, menor a la estimada por cáncer de mama de 25.3 por 100,000 mujeres. Sin embargo, cuando se estratifica en mujeres entre 15 y 44 años, la incidencia de estas dos enfermedades es similar, con 15 por cada 100,000 mujeres. La incidencia de cáncer cervicouterino en México fue dos veces menor a la observada en Nicaragua, donde se ha estimado una incidencia de 39.9, cifra que mostraba México al inicio de la década de 1990 (Figura 1).

Mortalidad por cáncer cervicouterino

En México, el cáncer cervicouterino fue la primera causa de muerte por tumores malignos en la mujer hasta el año 2005; a partir de entonces, el cáncer de mama es el que tiene la tasa más elevada.2 Sin embargo, en 13 estados de la República Mexicana sigue siendo la primera causa de muerte por cáncer en la mujer (Figura 2). 

La mortalidad por cáncer cervicouterino en México tuvo una tendencia ascendente en el periodo de 1980 a 1989, en el que se alcanzó la tasa de mortalidad más alta con 14.5 por cada 100,000 mujeres y a partir de 1990 comenzaron a disminuir las tasas de forma persistente: en el año 2008 se alcanzó una tasa de 8.1 por cada 100,000 mujeres, cifra resultante de las 4,031 muertes en dicho año. La tasa referida es menor respecto a la de 1980 de 11.3 por cada 100,000 mujeres (Figura 3). 

La tendencia de las tasas de mortalidad por grupos de edad coincide con la que muestra la tasa nacional. La mortalidad por cáncer cervicouterino más elevada se ubica en el grupo de 75 años en adelante, al pasar de una tasa de 81.5 en 1980 a 126.0  en 1989 por cada 100,000 mujeres, y a partir de 1990 empezó a disminuir hasta llegar a 61.8 en 2008 (Figura 4). En los grupos de edad de 45 a 54, de 55 a 64 y de 65 a 74 años se observa la misma tendencia, con tasas de 28.8 a 15.1, de 38.0 a 22.4 y de 55.9 a 33.9, respectivamente, de 1980 a 2008. El perfil de la mortalidad por cáncer cervicouterino en los grupos más jóvenes es distinto, dado que las tasas se han mantenido relativamente estables durante el periodo, en comparación con los grupos de mayor edad; sin embargo, las tasas no dejan de ser significativas, sobre todo en el grupo de 35 a 44 años de edad (Figura 4). 

En México existen informes previos3 que atribuyen el decremento de estas tasas de mortalidad por cáncer cervicouterino, en gran parte, a la disminución de las tasas de natalidad y al incremento de la cobertura de la citología cervical. Lo que constituye un hecho desafortunado son las 118,814 muertes por esta enfermedad en los últimos 29 años.

Una enfermedad reflejo de la inequidad social

El cáncer cervicouterino sigue siendo una enfermedad de la pobreza; su frecuencia y mortalidad más altas ocurren en los estados del sur de México, particularmente en el área rural, donde se ha cuantificado un riesgo dos veces mayor de mortalidad en comparación con áreas urbanas.4 Una mujer que sufre cáncer cervicouterino refleja una enorme inequidad social por cuatro razones fundamentales: 1) un acceso desigual de las mujeres pobres a los servicios de salud; 2) mala calidad y escasa infraestructura de los programas de prevención y control del cáncer cervicouterino en áreas rurales y zonas con alta marginación; 3) ausencia de prevención primaria con vacunación contra el virus del papiloma humano en mujeres jóvenes debido al costo inaccesible y 4) inequidad de género, porque no sólo es una enfermedad propia de las mujeres, sino que durante muchos años hubo escasa atención y ausencia de perspectiva de género para ofrecer una respuesta social organizada para enfrentar este problema.

 

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