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ISNN - 0300-9041
ISSNe - 2594-2034


Indizada en: PubMed, SciELO, Índice Médico Latinoamericano, LILACS, Medline
EDITADA POR LA Federación Mexicana de Colegios de Obstetricia, y Ginecología A.C.
FUNDADA POR LA ASOCIACIÓN MEXICANA DE GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA EN 1945

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La ginecología y obstetricia en los últimos cincuenta años (análisis comparativo entre el principio y el final de dicho periodo)

Periodicidad: mensual
Editor: José Niz Ramos
Coeditor: Juan Carlos Barros Delgadillo
Abreviatura: Ginecol Obstet Mex
ISSN: 0300-9041
ISSNe: 2594-2034
Indizada en: PubMed, SciELO, Índice Médico Latinoamericano, LILACS, Medline.

La ginecología y obstetricia en los últimos cincuenta años (análisis comparativo entre el principio y el final de dicho periodo)

Gynecology and obstetrics in the last fifty years; comparative analysis.

Ginecol Obstet Mex | 1 de Noviembre de 2007

Ginecol Obstet Mex 2007;75(11):695-8


Por Edgard A. SCHUMANN, M. D.
Tomado de: “Obstetrical and Gynecological Survey”, 
Vol. 10 núm. 1, enero, 1952.
Traducción del Dr. Luis CASTELAZO AYALA


Ya al iniciarse este siglo se observó que la relativamente joven especialidad de la ginecología se había establecido firmemente. En la mayor parte de las escuelas de medicina existentes en el país había ya bien organizados departamentos de ginecología, si bien es cierto que no hay datos de que en ese tiempo hubieran existido ya departamentos combinados. En cambio, en los hospitales generales las condiciones eran de lo más variado, en algunos de ellos existían departamentos de ginecología especializados al máximo; en otros la cirugía pélvica estaba comprendida dentro de la cirugía general.

Existían ya hospitales dedicados exclusivamente a la mujer, entre los cuales destacaban el Hospital de mujeres del estado de Nueva York, el Hospital gratuito para mujeres en Brookline, Massachussetts, el Hospital Kensington para mujeres y el Hospital gineceo en Filadelfia; a estos debe agregarse la institución privada del finado Dr. Joseph Price, un notable pionero de la cirugía ginecológica.

Los métodos de diagnóstico eran avanzados no obstante que aún no se empleaban los rayos X, ni la insuflación tubaria, así como tampoco la histerosalpingografía. Los más destacados ginecólogos habían llegado a perfeccionar una técnica muy satisfactoria en la terapéutica ginecológica, aunque dificultada grandemente por la ausencia de terapia parenteral de cualquier clase, principalmente la de las transfusiones de sangre, de las cuales ni siquiera se hablaba.

Es, por consiguiente, muy interesante anotar los cambios que, en la manera de pensar y practicar, existen entre los ginecólogos de esa época y los de los tiempos actuales.

Se observa más diferencia en lo concerniente a la concepción de determinada patología femenina; por ejemplo: el prolapso del ovario, debido a una relajación del ligamento infundíbulo-pélvico y a un ligamento ovárico largo, era una de las indicaciones más comunes para intervención quirúrgica; el dolor lumbar, el escurrimiento vaginal de origen cervical y la dispareunia, eran los síntomas en que se apoyaba dicho diagnóstico, o cuando menos los que lo guiaban hacia él. Y la técnica operatoria consistía en una laparotomía con un simple plegamiento del borde superior del ligamento ancho y un acortamiento del ligamento ováirico generalmente en ambos lados. Y sin embargo, era común observar el alivio tan marcado que a muchas pacientes producía, las cuales estaban agradecidísimas por habérseles practicado dicha intervención.

La retroversión del útero era uno de los procesos más importantes; cuando la paciente que presentara el fondo del útero por detrás del eje del cuerpo era considerada con retroversión uterina, la cual era dividida en grados según la extensión de la mal posición.

Las intervenciones quirúrgicas para tratarla se efectuaban con ligereza, y todo ginecólogo que tenía, o creía tener, gran habilidad quirúrgica, hacía modificaciones a su manera a la técnica empleada –(incluso yo, tengo una técnica de mi invención, y creo que es una buena técnica). El tratamiento quirúrgico de la retroversión era tan ampliamente adoptado que dio ocasión de hacer cirujanos ocasionales y de formar los llamados cirujanos de bolsillo, que terminaron por desprestigiar por completo dichos procedimientos quirúrgicos, al grado que, cuando algún ginecólogo honorable establecía una verdadera indicación para tratar quirúrgicamente una retroversión uterina, su veredicto era puesto en tela de duda y tenía que hacer su defensa en la forma más enfática posible.

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