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ISNN - 0300-9041
ISSNe - 2594-2034


Indizada en: PubMed, SciELO, Índice Médico Latinoamericano, LILACS, Medline
EDITADA POR LA Federación Mexicana de Colegios de Obstetricia, y Ginecología A.C.
FUNDADA POR LA ASOCIACIÓN MEXICANA DE GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA EN 1945

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INFORMACIÓN EXCLUSIVA PARA LOS PROFESIONALES DE LA SALUD


La inducción electiva del parto a término

Periodicidad: mensual
Editor: José Niz Ramos
Coeditor: Juan Carlos Barros Delgadillo
Abreviatura: Ginecol Obstet Mex
ISSN: 0300-9041
ISSNe: 2594-2034
Indizada en: PubMed, SciELO, Índice Médico Latinoamericano, LILACS, Medline.

La inducción electiva del parto a término*

Elective induction of labor at term.

Ginecol Obstet Mex | 1 de Agosto de 2011

Ginecol Obstet Mex 2011;79(7):452-464


Por el Dr. Alfonso Alvarez Bravo,
Profesor de Clínica Quirúrgica Abdominal,
Escuela de Medicina. Universidad Nacional de México.
Jefe del Servicio de Ginecología,
Hospital Español de México.


* Relato presentado por invitación a la Primera Reunión Cubana Tocoginecológica Internacional (Habana, Dic 8, 1955) y leído en la Asociación Mexicana de Ginecología y Obstetricia.
Reproducido de Ginecología y Obstetricia de México 1956;11:211-230.


La inducción del parto, en su concepto, sus indicaciones y sus métodos, ha sufrido una gran evolución. Hace algunas décadas sólo se aceptaba para provocar el parto prematuro en los casos de desproporción feto-pélvica. Posteriormente se vio la conveniencia de usarla en otros casos; sin embargo, debido al alto porcentaje de fracasos y a los peligros inherentes a los métodos entonces usados, se dio preferencia a la operación cesárea que, a pesar de sus inconvenientes, ofrecía más seguridad para la madre y para el producto dado el progreso de los recursos quirúrgicos y el perfeccionamiento de las técnicas para practicar dicha operación.

No obstante el auge, a veces inmoderado, de la operación cesárea, ha quedado firme en la mente del obstetra la idea de dar preferencia al parto vaginal y se ha mantenido despierta la inquietud por mejorar las técnicas de inducción tanto en lo referente a sus posibilidades de éxito como en lo concerniente a la seguridad del método para la madre y el producto. Es así como se han ideado los más diversos métodos médicos y quirúrgicos, acerca de los cuales encontramos un amplio estudio de revisión en los trabajos de Dieck-Mann y McCready (13), Castelazo Ayala, (8, 9), Carey (11), Rábago, Alvarez Bravo y Castelazo Ayala (40), MacKenzie (38) y Pattison (39).

La mayoría de estos métodos ha demostrado ser inseguros o peligrosos y lógicamente han sido abandonados después de haber contribuido, desgraciadamente, a formar un criterio adverso a la inducción. Otros métodos han sido más felices y han abierto un camino cada vez más seguro y eficiente, como la ruptura artificial de las membranas ovulares, aconsejada sobre todo en Norteamérica y preconizada por Blair (4), Hill (29), Lemmon (33), Mackie (35), Gibson (22), Saltau (45) y otros, y la administración intravenosa de soluciones muy diluidas de ocitócicos post-hipofisiarios, tan ampliamente usada en la actualidad y de cuyos buenos resultados han dado cuenta Stone (48,49,50), Alvarez Bravo, Gutiérrez y Rovalo (1), Castelazo Ayala (10), Ferguson (19), Gordon (24), Lubin y colaboradores (34), Mauzy y colaboradores (36), Reíd (41), Flusher (20), Friedman (21) y otros.

La familiarización con las técnicas, la experiencia creciente en relación con los factores que condicionan el éxito de la inducción y la confianza juiciosa derivada del conocimiento íntimo del problema y de los buenos resultados obtenidos, han llevado a proponer la inducción del parto no ya como indicación obstétrica sino como método electivo para la atención del parto a término.

La inducción electiva del parto ha sido un tema muy discutido y aún en controversia. En contra de las opiniones adversas de Dieckmann y Mc Cready (12), Stamer (46), Roust (44), Urzaiz Jiménez (52), Trujillo Gómez (51) y Willson (33), entre otros, están los buenos resultados reportados con entusiasmo por Daickman (12), Eastman (15), Reid (41), Cantarow (7), Drew Smythe (14), Greenhill (25), Grier (26), Husbands (30), Reycraft (42), Mc Kenzie (38), Erving y Kenwick (17), Hanley (27), Pattison (39), Winn y colaboradores (54) y otros.

Las desventajas y peligros que se han señalado a la inducción del parto pueden enumerarse como sigue:

 

1. Posibilidad de fracaso de la inducción.

2. Mayor morbilidad materna por infección, cuando se rompan artificialmente las membranas.

3. Mayor incidencia de distocias de contracción y, por tanto, mayor necesidad de intervenciones obstétricas.

4. Peligro de infección o de amoldamiento del útero, cuando el período latente después de la ruptura artificial de las membranas es muy largo.

5. Posibilidad de prolapso del cordón umbilical cuando se emplea el método de ruptura artificial de las membranas.

6. Mayor morbilidad y mortalidad fetal, sobre todo cuando se emplean ocitócicos.

7. Peligro de ruptura uterina cuando se emplean ocitócicos.

8. Posibilidad de obtener niños prematuros dada la dificultad de fijar con seguridad la fecha de madurez del embarazo.

Creemos que esta serie de peligros e inconvenientes depende de los siguientes factores:

1. De que la inducción se lleve a cabo antes de la madurez del embarazo

2. De que los casos no sean correctamente seleccionados.

3. De que el método empleado en sí sea ineficaz o inconveniente.

4. De que el período latente entre el principio de la inducción y la iniciación del parto sea muy largo.

5. De que el método empleado gobierne la contracción uterina durante todo o casi todo el parto, en vez de concretarse a inducirlo.

6. De que la vigilancia del parto sea negligente o inadecuada.

La ruptura artificial de las membranas no ha mostrado inconveniente a manos de Blair (4), Mackie (35), Hill (29), Lemmon (33), Castelazo Ayala (9), Gibson (22) y Saltau (45). En el trabajo de Blair (4), por ejemplo, se hace un estudio detallado del asunto que demuestra que la integridad de las membranas no es vital para la gestación ni esencial para el parto, que el llamado “parto seco” no dificulta el trabajo, sino que por el contrario, hace que el parto sea más corto; que la morbilidad por infección no es mayor de lo habitual, que el contacto directo de la presentación contra el cuello uterino no da un índice mayor de laceraciones cérvico-uterinas y que la morbilidad y mortalidad fetales son idénticas que en los partos espontáneos con membranas íntegras.

Los casos de infección citados por Stamer (46) y Gibson (22) se presentaron solamente cuando se emplearon sondas intrauterinas para romper las membranas y drenar el líquido amniótico. El peligro de infección o de amoldamiento del útero después de la ruptura uterina se presenta solamente cuando el período latente entre la amniotomía y la iniciación del parto es de más de 48 horas, como han podido dejar bien establecido el mismo Gibson (22), Mackie (35), Lemmon (33) y otros. La posibilidad de prolapso del cordón umbilical es sumamente rara y llega a presentarse solamente cuando se usan sondas intrauterinas Hill (29), Stamer (46), Drew Smythe (14) o cuando la presentación está libre, por arriba del estrecho superior de la pelvis. La acción directa de la presentación sobre el cuello uterino aumenta las lesiones de éste, según lo demuestran las observaciones clínicas de Blair (4), Hanley (17) y otros, y los estudios histopatológicos de Kreis (citados por Blair) (4).

En resumen, la ruptura artificial de las membranas tiene peligro potencial en tres condiciones:

 

1. Cuando se emplean sondas intrauterinas.

2. Cuando la presentación no está encajada.

3. Cuando el período latente entre la ruptura y la iniciación del parto es de más de 24 a 48 horas.

 

Fuera de estas condiciones, que nosotros evitamos definitivamente con el procedimiento que expondremos adelante, la ruptura artificial de las membranas no sólo no tiene inconvenientes sino que tiene la ventaja de aumentar francamente la respuesta del útero, como lo han demostrado Reynolds y colaboradores (43), Kreis (10) y Helman y colaboradores (28); desencadena las condiciones hormonales que favorecen el parto al decir de Blair (4) y de Kurzok y Streim (31) y acorta la duración del parto sin inconvenientes. La confirmación práctica de sus ventajas está en el hecho de que la amniotomía artificial durante el parto, ha entrado corrientemente en la práctica obstétrica para la aceleración del parto y como recurso auxiliar en la inercia uterina.

Para leer la información completa, por favor descargue el archivo PDF.


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