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ISNN - 0300-9041
ISSNe - 2594-2034


Indizada en: PubMed, SciELO, Índice Médico Latinoamericano, LILACS, Medline
EDITADA POR LA Federación Mexicana de Colegios de Obstetricia, y Ginecología A.C.
FUNDADA POR LA ASOCIACIÓN MEXICANA DE GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA EN 1945

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La operación cesárea y la obstetricia de hoy

Periodicidad: mensual
Editor: José Niz Ramos
Coeditor: Juan Carlos Barros Delgadillo
Abreviatura: Ginecol Obstet Mex
ISSN: 0300-9041
ISSNe: 2594-2034
Indizada en: PubMed, SciELO, Índice Médico Latinoamericano, LILACS, Medline.

La operación cesárea y la obstetricia de hoy*

Cesarean section and current obstetrics.

Ginecol Obstet Mex | 1 de Marzo de 2005

Ginecol Obstet Mex 2005;73:155-9


Por el Dr. Alfredo Sardiñas Ramírez

* Reproducido de Ginecología y Obstetricia de México 1950;V:134-9.


De lo que diariamente se publica y lee, se deduce la abusiva tendencia a practicar la operación cesárea en el momento actual, y es por ello que me he decidido a escribir este trabajo, con el interés de hacer un llamamiento a “frenar” la tendencia actual a la “cirugía abdominal” en la obstetricia, o sea, a significar “el abuso actual en el empleo de la operación cesárea”, y aún con mayor significación en estos momentos, cuando paradójicamente en todas las ramas quirúrgicas de la medicina y muy particularmente en la ginecología, especialidad tan íntimamente complementada con la nuestra. Se hace cada vez más propaganda ganando adictos, la tendencia a la “cirugía conservadora”, a las “no mutilaciones quirúrgicas innecesarias”, a la “terapéutica médica” cuando es oportuna y posible; conceptos conservadores ginecológicos de actualidad éstos que en el idioma obstétrico tenemos que interpretarlos, como la derivación a “vía trans-pelviana” de todo parto en que así lo sea posible y correcto, aunque para ello sea menester poner en práctica alguna maniobra u operación de las que en la actualidad se aceptan practicar por esta vía, con técnicas bien regladas y conocidas e indicaciones de las mismas correctas y precisas y experiencia práctica y estadísticas obtenidas de ellas, demostrativa de su utilidad práctica y sus bondades.

En nada están contribuyendo algunas escuelas obstétricas a la encomiástica labor de los compañeros ginecólogos, los que con un concepto muy acertado de la utilidad práctica a obtener, en beneficio de la mujer, emplean los progresos y adelantos de los nuevos medios con que cuenta cada día la medicina de hoy, para tratar de evitar en cuanto sea posible, toda mutilación o castración quirúrgica, respetando al máximo la subsistencia de “ovarios”, “trompas” y “útero” si nosotros, por nuestra parte, aprovechamos las ventajas de los mismos medios, para hacer cada vez una obstetricia más quirúrgica, menos conservadora, más agresiva, no haciendo más que acreditar a cada oportunidad el número de cesáreas.

Mas es que también estamos en franca lucha contra la doctrina de los que en particular se esmeran en combatir la “esterilidad” e “infertilidad”, si nosotros seguimos empeñados en nuestra “obstetricia quirúrgica”, ya que a cada “cesárea iterada”, vamos induciendo a la mujer en un proceso quirúrgico de “castración parcial y progresiva”, hasta un final que no será otro, que una “castración total y definitiva” en una última cesárea, asociada a una “salpingectomía doble”; pero es más, es que ésta a que me he referido, es la “castración tardía”, la “castración material”; pero estaríamos seguros que toda mujer aceptaría ser “intervenida por vía alta” al término de cada embarazo, o en muchas de ellas, habríamos provocado una “castración temprana”, una “castración voluntaria”, como en más de una ocasión habrá sido fácil comprobar entre nosotros, en el ejemplo de aquellas mujeres que por ser portadoras de una estrechez pélvica manifiesta que exige al término de cada embarazo practicársele una cesárea (desproporción cesárica) y a la tercera o cuarta cesárea, han tomado la firme decisión de no quedar nuevamente embarazadas ante el “imperativo quirúrgico” a que están sentenciadas al término de nuevos embarazos; habrá dejado alguno de nosotros de vivir la oportunidad, en que, en un caso de éstos a los que acabo de referirme, de perfecto acuerdo marido y mujer nos hayan visitado próximo al término de una nueva gestación, esta vez para manifestarnos el interés de ambos en poner fin a la posibilidad de “otra gestión más”, aprovechando la oportunidad de la cesárea próxima a tener que realizarse para suplicarnos (como vulgarmente ellos dicen) le practiquemos la “ligadura de las trompas”. He ahí expuesta, señores, la realidad de las desagradables consecuencias del “entusiasmo óbstetro quirúrgico” de actualidad. Lógico es que ello tiene su etiopatogenia en la historia de la obstetricia, revisándola, podemos advertir, como casi todos los métodos obstétricos, maniobras y operaciones, y aun, hasta los que en sus demostraciones prácticas resultaron ser por antiobstétricos, desechados, tuvieron a más de su “época de moda”, pudiésemos decir, más fervientes y entusiastas defensores; y es ese entusiasmo, señores, lo que en la actualidad, en nuestra “era” que estamos viviendo y de la que como responsables de la conducta que se siga en ella pasaremos nosotros ante la historia, está sucediendo con la operación cesárea; con la operación cesárea estamos viviendo, pues, la era de moda de la cesárea.

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