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ISNN - 0300-9041
ISSNe - 2594-2034


Indizada en: PubMed, SciELO, Índice Médico Latinoamericano, LILACS, Medline
EDITADA POR LA Federación Mexicana de Colegios de Obstetricia, y Ginecología A.C.
FUNDADA POR LA ASOCIACIÓN MEXICANA DE GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA EN 1945

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Lugar de la cirugía en el aborto

Periodicidad: mensual
Editor: José Niz Ramos
Coeditor: Juan Carlos Barros Delgadillo
Abreviatura: Ginecol Obstet Mex
ISSN: 0300-9041
ISSNe: 2594-2034
Indizada en: PubMed, SciELO, Índice Médico Latinoamericano, LILACS, Medline.

Lugar de la cirugía en el aborto

Surgery place of abortion.

Ginecol Obstet Mex | 1 de Julio de 2006

Ginecol Obstet Mex 2006;74:394-7


Por el Dr. Fernando PERERA CASTILLO
Profesor de Clínica Quirúrgica
Universidad Nacional de México

* Reproducido de: Ginecología y Obstetricia de México 1951;VI:427-430.


D​ejando asentado que el aborto, según el concepto clásico, es la interrupción de la gestación antes de que el producto llegue a alcanzar el límite de su probable viabilidad, que se calcula alrededor de los seis meses de vida en el vientre de la madre, hay que agregar que esta interrupción podrá tener lugar en un huevo anidado en el útero o fuera de él, que el mecanismo de producción podrá deberse a causas intrínsecas o extrínsecas, terapéuticas o criminales y que el producto expulsado podrá también estar integrado por un embrión, feto o masa molar.

Tratándose de un aborto, sean cuales fueren las condiciones en que se verifica, la mujer que se encuentra en ese trance, debe ser atendida por técnicos en la materia que se encarguen de comprobar si el huevo y sus anexos han sido completamente expulsados o si su retención total o parcial actuarán como cuerpos extraños, que acarrearán trastornos si en un plazo perentorio no son debidamente retirados. El hecho de que una mujer se encuentre en inminencia de interrupción de su gestación, cae dentro del dominio del arte quirúrgico gineco-obstétrico que en pocos casos se podrá resolver dentro de una expectación armada pero que en su mayoría obliga a la comprobación quirúrgica bajo anestesia. Precisando más, debe de asentarse el criterio de que el que atienda a una mujer en peligro de aborto, debe de estar preparado técnicamente para poder solucionar todos y cada uno de los incidentes que puedan presentarse, inclusive, el de llevar a ejecución intervenciones operatorias delicadas que puedan ofrecerse en el curso del mismo. Debe ser un cirujano entrenado en las técnicas quirúrgicas gineco-obstétricas, tanto por la vía vaginal, como de la abdominal. Aparte de la preparación y entrenamiento manual, debe de poseer experiencia suficiente para poder aplicar la mejor táctica quirúrgica posible, teniendo en cuenta, y valorizando los múltiples factores que se presenten. En una palabra, estar preparado para plantear y ejecutar “una conducta quirúrgica”. Creer que aborto y legrado uterino es la única fórmula con que se resuelven esas situaciones es caer en un perfecto error que ha conducido a muchos fracasos.

La conducta es distinta si se está en presencia de un aborto uterino o extrauterino con expulsión de caduca al exterior que muchas veces se confunde con el huevo. Deberá pensarse más a menudo de lo que lo hacemos, en la posibilidad de un aborto molar, recogiendo con acuciosidad los datos anamnésicos.

Bien asentadas estas premisas entremos en materia sobre la conducta quirúrgica en el aborto.

Cuando se está en presencia de una mujer que dice abortar, debe precisarse si está embarazada. Se dice en clínica que toda mujer bien reglada, llevando vida marital normal, si se le suspende la menstruación, es sospechosa de embarazo mientras no se demuestre lo contrario. Las pruebas hormonales de gabinete tardan en efectuarlas, son costosas, y tienen todavía su índice –aunque pequeño– de incertidumbre. Los datos clínicos son siempre más abundantes y por la positiva cuentan: fecundidad, modificaciones mamarias en las primigestas, síntomas vago-simpáticos o neuróticos, alteraciones en la conducta, hiperestesias sensitivas y sensoriales, polaquiurias, etc., y principalmente los datos que proporciona el tacto abdómino-genital y rectal para registrar reblandecimientos cervicales, flujos, aberturas del hocico de tenca, signos de Hegar, Budin y Oclander así como lo relativo a los anexos en tamaño, sitio, sensibilidad de los mismos para poder

pensar en los embarazos extrauterinos y molares. Yo soy partidario y lo aconsejo, de la exploración ginecológica en casos de amenaza de aborto, por considerarla de gran utilidad diagnóstica, y creo que la mayoría así lo piensa. Es indispensable para el diagnóstico del embarazo, saber su sitio, el período evolutivo del mismo aborto y las causas extrañas a él que puedan complicarlo. Es preciso hacerlo siempre con reservorios pélvicos vacíos.

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