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ISNN - 0300-9041
ISSNe - 2594-2034


Indizada en: PubMed, SciELO, Índice Médico Latinoamericano, LILACS, Medline
EDITADA POR LA Federación Mexicana de Colegios de Obstetricia, y Ginecología A.C.
FUNDADA POR LA ASOCIACIÓN MEXICANA DE GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA EN 1945

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INFORMACIÓN EXCLUSIVA PARA LOS PROFESIONALES DE LA SALUD


Nuevas orientaciones sobre la analgesia en el parto

Periodicidad: mensual
Editor: José Niz Ramos
Coeditor: Juan Carlos Barros Delgadillo
Abreviatura: Ginecol Obstet Mex
ISSN: 0300-9041
ISSNe: 2594-2034
Indizada en: PubMed, SciELO, Índice Médico Latinoamericano, LILACS, Medline.

Nuevas orientaciones sobre la analgesia en el parto*

New guidance on labor analgesia.

Ginecol Obstet Mex | 1 de Octubre de 2010

Ginecol Obstet Mex 2010;78(10):577-579


Por el Dr. Carlos Colmeiro-Laforet.
Fellow de la Deutsche Gesellschaft für Gynäkologie.
Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Municipal.
Vigo, España.


* Contribución enviada a la Asociación Mexicana de Ginecología y Obstetricia. 
Reproducido de Ginecología y Obstetricia de México 1955;X(4):315-318.


Los discípulos de la llamada “Escuela de Freiburg”, primera en el mundo que estudió y sistematizó los métodos de analgesia en el parto, sentimos especial interés por este tema, que es mantenido aún hoy, cuando está próximo su setenta y cinco cumpleaños, por el admirable dinamismo de mi maestro el Prof. Gauss, al que me creo obligado a dedicar aquí un recuerdo ya que su trabajo, publicado en 1906, ha servido de base a todas las investigaciones realizadas desde entonces sobre la analgesia obstétrica. 

En los veinte años transcurridos desde que la Universidad de Bologna (Italia) aprobó mi tesis de doctorado, titulada “Contribuzione allo studio del parto senza dolare”, y esta reunión de ginecólogos lusoespañoles, hemos tenido ocasión, reiteradamente, de observar el orto y el ocaso de una serie de técnicas de analgesia en el parto que habían sido reputadas como perfectas e insuperables; no he de citarlas, pues el hacerlo consumiría una parte importante del escasísimo tiempo de que reglamentariamente disponemos para estas comunicaciones, mas creo que, como resumen, puede afirmarse que veinte años viendo fracasar procedimientos que estudiamos con la mayor ilusión justifican, ciertamente, que consideremos esta cuestión con algún escepticismo.

Al afirmar que, según nuestro parecer, el problema de la analgesia total en el parto está todavía sin resolver, aceptamos que de las investigaciones hechas para lograr ese lejano y hasta ahora inasequible resultado se han derivado una serie de enseñanzas útiles, entre las que habría que destacar la continua mejora de las imperfectas técnicas de que para ello disponemos y otros avances de carácter más general, que podrían clasificarse en varios grupos convencionales entre los que habría que citar: 

1. El mejor y más difundido conocimiento de muchos detalles de la anatomía y la fisiología del sistema nervioso genital, que se ha derivado de los intentos hechos para sistematizar una serie de técnicas de anestesia local o regional aplicables durante el parto, sobre lo que pueden verse un resumen en el libro de Lull y Hingson.1

2. Los progresos de nuestros conocimientos sobre ciertos aspectos de la fisiopatología de la contracción uterina y de la respiración fetal, que fueron consecuencia del estudio de la acción, sobre una y otra, de los diversos fármacos ensayados para lograr la analgesia en el parto, cuestiones sobre las que puede verse un detallado estudio en el libro de Snyder,2 y

3. La nueva forma de considerar la influencia del sistema nervioso vegetativo sobre las actividades genitales en general y sobre el curso del embarazo y el parto en particular; en relación con estos últimos, la ortodoxia de los nuevos criterios ha sido definida, como es sabido, por Read,3 sobre cuyos puntos de vista hemos de hacer algunos comentarios. 

En la cubierta del libro de Read se advierte que se trata de “A book for every woman”; es decir, que está destinado a un público general, no médico; los resultados de divulgación que con él se pretendían parece que fueron escasos en la propia Gran Bretaña, pues de otra forma no se explica que, unidas por el temor que Read trataba de evitarles, las honorables diputadas de la Cámara de los Comunes dejasen sus diferencias políticas para unirse en una votación en la que se pedía el empleo de drogas anestésicas en los partos que se asistieran por el “National Health Service”.4

Bajo el punto de vista técnico es sorprendente el cuidado que el autor ha puesto en no citar, ni una vez, la copiosísima bibliografía europea sobre estas cuestiones, achaque, como es sabido, harto frecuente en los autores de lengua inglesa, que no tendría más que un valor puramente anecdótico si dependiera solamente del deseo de aparentar ignorancia de lo que se escribe en otros idiomas y no de un auténtico desconocimiento de trabajos fundamentales, pues así parece a juzgar por la simplicidad, el esquematismo y el rudimentario criterio con que se consideran una serie de complejas cuestiones relacionadas con el dolor en general y con el parto en particular, con los efectos de la emoción sobre el organismo, con los problemas de la inervación de los genitales y de la fisiopatología de la contracción uterina y otros semejantes.

Importa advertir que, a pesar de lo expuesto, creemos que las investigaciones motivadas por los trabajos de Read y de los que, con más o menos rigor, han seguido sus orientaciones, representan, a nuestro juicio, una de las aportaciones más interesantes que se han hecho en los últimos años sobre el problema de la analgesia en el parto. Trataremos de explicar, sumariamente, esta aparente paradoja.

Como es sabido, Read parte de la hipótesis de que las modificaciones que experimentan los genitales en el curso del primer parto motivan sensaciones inéditas, que no deben de dar lugar, en principio, a estímulos algógenos y cree que la, según él, errónea idea, imbuida a las pacientes de que tales percepciones han de ser necesariamente dolorosas, es el motivo principal de que las juzguen como tales. La sensación de dolor motivaría una inmediata reacción defensiva del organismo, en la que lo más importante serían las modificaciones, de predominio simpático, que darían lugar a un incremento de la tonicidad muscular que, al perturbar la evolución fisiológica del parto serían, a su vez, una nueva causa, bien objetiva, de dolor. Al incrementarse éste y la capacidad para percibirlo, lo hacen también las reacciones defensivas ante él, con lo que los trastornos en la evolución normal del proceso del parto se multiplicarían, etc., etc. 

Sobre esta frágil trama hipotética erige Read el complejo edificio de sus interpretaciones, teorías y preceptos de orden práctico. Entre estos últimos destacan los recomendados para eliminar el miedo a los riesgos del parto y a los dolores que se consideran ineludiblemente ligados a él, para lo que recomienda una adecuada instrucción de las pacientes en el curso del embarazo por la que se les informa, con algún detalle, de la anatomía de la madre y del feto, de la mecánica del parto, etc., aprovechando las oportunidades que esto ofrece para disuadirlas de la idea de que están condenadas a pasar un trance insoportablemente doloroso y exponerles que la intensidad del dolor ha de depender, necesariamente, del juicio que sobre él se hayan formado antes de percibirlo. A esto se une, como coadyuvante, el aprendizaje y la práctica de una serie de ejercicios de respiración, musculatura de los miembros y el tronco, etc., que se comprenden, en la literatura de lengua inglesa, bajo la denominación general de “relajación” cuya técnica ha sido minuciosamente descrita en los libros de Randell5 y Heardman,6 en los que las enfermeras que los escriben, que parecen saber su oficio como tales, tienen abundantes ocasiones de demostrar su enciclopédica ignorancia en cuestiones elementales de anatomía, fisiología, etc. 

La fácil empresa de hacer una crítica metódica de las teorías de Read tiene menos interés que la de destacar los aspectos útiles que de sus experiencias se deducen y por ello hemos de referirnos, siquiera sea someramente, a éstos.

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