Artículo publicado en el Volumen IV, Número 18-19 de 1949, páginas 134-139. El texto está reproducido de acuerdo con la versión original. 

Los informes que presentamos sobre esta catástro­fe obstétrica son el resultado de una revisión completa de la literatura mundial y del estudio de ochenta casos que se han presentado en el Charity Hospital de Nueva Orleans, desde 1913.

Definiciones
La ruptura del útero implica una solución de continui­dad en la estructura de este órgano. En la forma incompleta esta solución de continuidad abarca el endome­trio y una parte o todo el miometrio, pero sin extenderse hasta la cavidad peritoneal libre. En tanto que en la forma completa son interesados el endome­trio, el miometrio y la cubierta peritoneal. La mayoría de las roturas completas empiezan en el cuerpo uteri­no o en su segmento inferior. Las incompletas son casi siempre extensión de laceraciones cervicales hacia el segmento inferior. 

Desde el punto de vista etiológico las roturas pueden ser espontáneas o traumáticas. En las "traumáticas" se supone la existencia de manipulaciones externas, tales como operaciones obstétricas, etc. En las "espontáneas" no ha existido tal fuerza aplicada del exterior. 

Incidencia

Esta contingencia se ha observado entre los 14 y los 42 años de edad, correspondiendo su incidencia más elevada a los períodos de mayor actividad genésica. El he­cho de que previamente haya habido partos por las vías naturales, no significa de ninguna manera que la pa­ciente no esté expuesta a una ruptura uterina. Hemos observado un caso con once partos por esa vía. En años anteriores la mayor incidencia era entre aquellas mujeres que no habían tenido ninguno, o un solo par­to a término o cerca de él. Recientemente se han obser­vado casos en multíparas, más comúnmente. La fre­cuencia de este accidente en la práctica hospitalaria es variable, y es hasta cierto punto un índice de 1a calidad del cuidado obstétrico que las pacientes han recibido. Necesariamente esto no sólo depende de la existencia y del entrenamiento de personal médico debidamente equipado sino también de la inteligencia y de la coope­ración de las pacientes para buscar oportunamente asistencia obstétrica apropiada.

En el Charity Hospital, la rotura uterina se ha ob­servado una vez por cada mil partos, hasta la fecha. Durante los últimos tres años, ha sido menos frecuen­te (una en 2300). En reportes más antiguos, como el de H. SACHS de Alemania, se encuentra más a menudo; una en 577.

Para su estudio, dividimos los casos que hemos ob­servado y aquellos de los que tenemos datos disponi­bles, en dos grupos: (A) los que han sido sometidos previamente a cesáreas, y (B) los que no han sufrido dicha operación. Por lo que se refiere a la duración del trabajo de parto hasta el momento ele la ruptura, hay que hacer notar que la mayoría de las rupturas traumá­ticas sucedieron después de que las pacientes habían estado en trabajo un tiempo considerable, mientras que en lns espontáneas se observó una tendencia a efectuarse más precozmente. En cuanto al estado del cuello, en las rupturas espontáneas se han encontrado con dilatación completa e incompleta; en las traumáti­cas por lo general la ruptura ha sucedido cuando el cuello ya está completamente dilatado.

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