ISNN - 0300-9041
ISSNe - 2594-2034
Indizada en: PubMed, SciELO, Índice Médico Latinoamericano, LILACS, Medline
EDITADA POR LA Federación Mexicana de Colegios de Obstetricia, y Ginecología A.C.
FUNDADA POR LA ASOCIACIÓN MEXICANA DE GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA EN 1945
INFORMACIÓN EXCLUSIVA PARA LOS PROFESIONALES DE LA SALUD
Periodicidad: mensual
Editor: José Niz Ramos
Coeditor: Juan Carlos Barros Delgadillo
Abreviatura: Ginecol Obstet Mex
ISSN: 0300-9041
ISSNe: 2594-2034
Indizada en: PubMed, SciELO, Índice Médico Latinoamericano, LILACS, Medline.
Violencia obstétrica, una visión actual. Definición, percepción por parte de profesionales y propuestas de mejora. Revisión narrativa
Obstetric violence, a current vision. Definition, perception by professionals and proposals for improvement. Narrative review.
Ginecol Obstet Mex | 26 de Febrero de 2024
Ginecol Obstet Mex 2024; 92 (2): 85-96.
https://doi.org/10.24245/gom.v92i2.9395Rocío María Ramallo Castillo,1 Manuel Lozano Vidal,2 Isabel Durán Castellanos,2 Isabel Corrales Gutiérrez2
1 Unidad de Gestión Clínica de Salud.
2 Unidad de Gestión Clínica de Ginecología y Obstetricia.
Hospital Universitario Virgen Macarena, Sevilla, España.
Nota: valga insistir en que el término violencia, conforme a la definición del DRAE, "es un acto de agresión, de atropello y arrebato". Estas definiciones están alejadas de lo que en verdad quiere recalcarse (consecuencia de una mala traducción del vocablo violence del inglés) y que es el trato inadecuado, incorrecto y de baja calidad hacia las pacientes.
Recibido: diciembre 2023
Aceptado: enero 2024
Isabel Durán Castellanos
isabeldcas@gmail.com
Ramallo-Castillo RM, Lozano-Vidal M, Durán-Castellanos I, Corrales-Gutiérrez I. Violencia obstétrica, una visión actual. Definición, percepción por parte de profesionales y propuestas de mejora. Revisión narrativa. Ginecol Obstet Mex 2024; 92 (2): 85-96.
Resumen
ANTECEDENTES: El término violencia obstétrica es hoy en día extensamente mencionado y del que pueden encontrarse múltiples definiciones, todas ellas con el denominador común de crítica a las prácticas que no abogan por una atención digna y con respeto del parto.
OBJETIVO: Evaluar, mediante una revisión bibliográfica narrativa, la situación actual de la violencia obstétrica que permita definir la percepción del personal de salud respecto a ella y a la práctica asistencial, así como respecto al término de violencia obstétrica. Además, valorar propuestas de mejora para la atención de salud que reporten a las pacientes una mejor asistencia periparto.
METODOLOGÍA: Revisión bibliográfica de artículos publicados del 2017 al 2022 en las bases de datos de PubMed, Scopus, Medes, LILACS, Cinahl, SciELO y Web of Science. MesH de búsqueda: Violence; Obstetrics; Humanizing Delivery; Obstetric Delivery.
RESULTADOS: Se localizaron 1469 referencias bibliográficas que luego de aplicar los criterios de inclusión y exclusión solo quedaron 17 y se tomaron en cuenta otras 13 por considerarlas de interés para enriquecer el análisis.
CONCLUSIONES: El trato inadecuado durante los procedimientos obstétricos no solo genera controversia en la sociedad, sino también en los profesionales de la salud que atienden directamente a las embarazadas en el parto. Dotar a los profesionales de salud actuales y futuros de las herramientas necesarias para tratar a las pacientes desde un modelo biopsicosocial es fundamental para ofrecer una mejor asistencia, de mejor calidad.
PALABRAS CLAVE: Violencia; obstetricia; parto humanizado; parto obstétrico, revisión narrativa.
Abstract
BACKGROUND: The term "obstetric violence" is widely used today, and several definitions can be found, all with the common denominator of criticizing practices that do not promote dignified and respectful childbirth.
OBJECTIVE: To evaluate, through a narrative bibliographic review, the current situation of obstetric violence in order to define the perception of health personnel regarding obstetric violence and health care practice, as well as the term obstetric violence. In addition, to evaluate proposals for improvement in health care that will provide patients with better peripartum care.
METHODOLOGY: Bibliographic review of articles published from 2017 to 2022 in PubMed, Scopus, Medes, Lilacs, Cinahl, SciELO and Web of Science databases. Search terms: Violence; obstetrics; humanizing delivery; obstetric delivery.
RESULTS: 1469 bibliographic references were located and after applying the inclusion and exclusion criteria, only 17 remained and another 13 were included because they were considered of interest to enrich the analysis.
CONCLUSIONS: Obstetric violence generates controversy not only in society, but also among health professionals who directly care for pregnant women during childbirth. Providing current and future health professionals with the necessary tools to treat patients from a biopsychosocial model is essential to provide better and higher quality care.
KEYWORDS: Violence; obstetrics; humanizing delivery; obstetric delivery.
ANTECEDENTES
El término violencia obstétrica es un concepto presente en nuestros días; sin embargo, ya en el año 1827 el obstetra inglés James Blundell criticó las prácticas habituales que se ejercían en las embarazadas de la época y defendió el desarrollo natural del trabajo de parto y que se interviniese solo cuando la situación lo ameritara.1,2 Hoy en día pueden encontrarse múltiples definiciones del concepto de violencia obstétrica, todas ellas con el denominador común de crítica a las prácticas que no aboguen por una atención del parto digna y con respeto.3 La Organización Mundial de la Salud no utiliza de manera explícita el término violencia obstétrica, pero ha emitido varios informes con recomendaciones para la atención biomédica de los procesos reproductivos. Ejemplo de ello es la “Declaración para la prevención y erradicación de la falta de respeto y el maltrato durante la atención del parto en centros de salud”, publicada en 2014.4 En esa declaración definió qué tipos de tratamientos eran ofensivos e irrespetuosos y, por lo tanto, constituían una grave falta de respeto.4 En México, el Instituto Nacional de la Salud Pública define el término violencia obstétrica como una “forma específica de violencia ejercida por profesionales de la salud (predominantemente médicos y personal de enfermería) hacia las mujeres embarazadas, en labor de parto y en el puerperio’’.5
La violencia obstétrica se ha relacionado con trastornos psicológicos y psiquiátricos desencadenados por el parto, sobre todo si éste es traumático, llegando incluso a poder iniciarse un síndrome de estrés postraumático.6 Algunos de los factores desencadenantes de estos trastornos pueden ser el gran intervencionismo obstétrico y la percepción de cuidados inadecuados durante el parto; los más frecuentes son los que siguen a las cesáreas de urgencia, partos instrumentados y cuando la paciente percibe que ha perdido el control durante el parto. Esos trastornos tienen consecuencias porque afectan la relación entre la embarazada, el recién nacido (generan situaciones de desapego y rechazo), la pareja y con los profesionales de la salud. Por todo esto, quienes acompañan a la embarazada durante el parto o la cesárea desempeñan un papel decisivo en la prevención del sufrimiento psíquico en el posparto.6
Pese a la defensa de un parto digno y sin maltrato por parte de diferentes autores y a la implantación de diversas medidas por parte de las instituciones de salud, en la actualidad un porcentaje no desdeñable de embarazadas (entre 18 y 75%) refiere haber sufrido violencia obstétrica.7 En julio de 2019 la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) alertó en un informe el surgimiento de un “fenómeno generalizado y sistemático de esta forma de violencia” y concluyó en una serie de recomendaciones a los Estados miembros entre las que destacan: “garantizar en la ley y en la práctica el derecho de la mujer a estar acompañada por una persona de su elección durante el parto”.8 Además, indicó a los centros de salud la necesidad de recopilar y publicar datos del porcentaje de cesáreas, episiotomías y otros procedimientos asociados al parto.8 En 2019, el Instituto Mexicano del Seguro Social publicó la guía de práctica clínica “Vigilancia y atención amigable en el trabajo de parto en embarazos de bajo riesgo’’ en la que se incluyen prácticas clínicas respetuosas con la mujer durante el parto, promoviendo la comunicación entre el personal de salud y la embarazada.9
Respecto de la legislación de violencia obstétrica, Venezuela fue el primer país del mundo que la definió en una Ley Nacional en 2007.10 Posteriormente, otros países, como Argentina en 2009, algunos estados de México, entre 2007 y 2017, el estado de Santa Catarina en Brasil y Uruguay en 2017 promulgaron leyes específicas contra la violencia obstétrica. Si bien pueden encontrarse algunas diferencias entre ellas porque en Venezuela la violencia obstétrica es un delito administrativo punible con una multa, mientras que en al menos tres estados mexicanos es un delito que implica la posibilidad de una pena de prisión.10 En Europa no se ha aprobado aún ninguna legislación al respecto; sin embargo, existen diferentes movimientos sociales y organizaciones que luchan por nacimientos más dignos y respetuosos, como por ejemplo el Observatorio de la Violencia Obstétrica creado por la Asociación “el Parto es Nuestro” en España o el Osservatorio sulla Violenza Ostetrica en Italia.10,11,12
Por lo anterior, el objetivo primario de esta investigación fue evaluar, mediante una revisión bibliográfica narrativa, la situación actual de la violencia obstétrica que permita definir la percepción de los profesionales de la salud respecto a ella y a la práctica asistencial, así como respecto al término de violencia obstétrica. Además, valorar propuestas de mejora para la atención de salud que reporten a las pacientes una mejor asistencia periparto.
METODOLOGÍA
Revisión bibliográfica de artículos publicados del 2017 al 2022 en las bases de datos de PubMed, Scopus, Medes, Lilacs, Cinahl, SciELO y Web of Science. MesH de búsqueda: Violence; Obstetrics; Humanizing Delivery; Obstetric Delivery.
Criterios de inclusión: Artículos publicados del 2017 al 2022 en inglés, español e italiano (con las palabras clave en inglés mencionadas en el Abstract) y artículos útiles para alcanzar los objetivos propuestos; en el caso de esta revisión analizar y valorar la violencia obstétrica desde la multidisciplinariedad.
Criterios de exclusión: Artículos que no cumplieron los criterios de inclusión, duplicados en las diferentes bases de datos o los que luego de su lectura no permitieron alcanzar los objetivos de la revisión.
En la Figura 1 se refleja, mediante un diagrama de flujo, el proceso de búsqueda y selección de los artículos revisados.
Las publicaciones seleccionadas se categorizaron en función de los siguientes aspectos:
RESULTADOS
Enseguida de la estrategia de búsqueda y de aplicar los criterios de inclusión y exclusión se seleccionaron 17 artículos: 7 descriptivos, 6 originales, 2 etnográficos, 1 revisión sistemática y 1 artículo de opinión. El resto de referencias incluidas se utilizaron para sustentar la introducción y discusión. En el Cuadro 1 se enlistan las referencias seleccionadas y la información extraída.3,7, 13-18, 22-30
DISCUSIÓN
La percepción de las pacientes acerca de su embarazo, parto y la violencia obstétrica se ha estudiado ampliamente. García Torres y su grupo llevaron a cabo un estudio observacional en México en el que describieron que la percepción global de parto humanizado, por parte de las embarazadas, fue inadecuada en un 56.8%, sobre todo en relación con el control del dolor y el acompañamiento.13 Por su parte, Da Silva Carvalho y colaboradores también coinciden en que la trivialización y el inadecuado control del dolor dieron lugar a una experiencia negativa del parto en las mujeres de la muestra. Si bien, además, identificaron los comentarios inapropiados, las críticas hacia los gritos o expresiones de dolor de las embarazadas y las dificultades para hacer los cambios posturales como prácticas que influyeron negativamente en la percepción del parto.14 El estudio de Mena-Tudela y coautores, a propósito de la violencia obstétrica en España, refiere que un 61.7% de la muestra manifestó haber sufrido violencia obstétrica.3 El porcentaje de mujeres que refieren haber sufrido violencia obstétrica difieren, dependiendo del país donde se consulte, entre un 18% (Brasil) y un 75% (Etiopía), pasando por un 29% en la India y un 38% en España.7
En esta revisión se comprueba la controversia en relación con el término violencia obstétrica porque Martín-Castañeda15 lo pone de manifiesto al igual que Katz y su equipo,16 quienes además señalan que el término violencia obstétrica causa incomodidad en la comunidad médica. Si bien este último autor y colaboradores reconocen la incomodidad que causa el término, defienden que no hay por qué temerle, si no que se necesita hacer todo lo posible para erradicar las conductas que se engloban como violencia obstétrica.16 En la misma línea están Lévesque y su grupo, quienes invitan a nombrar y visibilizar la violencia obstétrica y a reconocer y compartir las experiencias de quienes han sufrido violencia obstétrica.17 Justo en las antípodas se encuentran Lappeman y colaboradores, quienes defienden que el término violencia obstétrica puede provocar que los profesionales de la salud se sientan personalmente atacados al denominarlos violentos y que, por lo tanto, puedan resistirse a las intervenciones para ayudarlos a cambiar su comportamiento.18
En España se han manifestado diferentes posturas; la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), mediante un comunicado, expresa que: “nos parece inapropiado, tendencioso e injusto el término “violencia obstétrica” por su significado jurídico doloso, con intención de causar daño, ánimo de lesionar, empleo de fuerza o amenazas, tipificable penalmente, que debemos rechazar por completo” adhiriéndose de esta manera al comunicado del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos, publicado en julio de 2021.19 En cambio, la Federación de Asociaciones de Matronas de España (FAME) manifiesta que “la violencia obstétrica se ha ejercido, se ejerce y se seguirá ejerciendo si no actuamos de forma contundente y firme; por ello, es hora de dejar de mirar para otro lado y que todos los profesionales implicados en la obstetricia atajemos de raíz el problema, llamando a la violencia obstétrica por su nombre, sin eufemismos”.20 También se encuentran posturas intermedias, como la de la Sociedad Catalana de Obstetricia y Ginecología (SCOG) y el Consejo de Colegios Médicos de Cataluña (CCMC), quienes refieren que la llamada violencia obstétrica tiene consecuencias graves para la salud de las pacientes y, también, para los propios profesionales de la salud, que pueden convertirse en segundas víctimas.21
Por lo que hace a la percepción de los profesionales de la salud acerca de la violencia obstétrica y la práctica asistencial, en el estudio cualitativo llevado a cabo por Martin-Castañeda, la mayoría de las participantes (matronas) considera que la violencia obstétrica existe y que en alguna ocasión han sido partícipes de alguna forma.15 Respecto a haber presenciado algún acto que se pudiera catalogar como violencia obstétrica, en el estudio emprendido por el equipo de Gray y colaboradores, el 63% de los profesionales de la salud participantes refirieron haber sido testigos.22 Otro aspecto que trata el estudio del equipo de Gray es el grado de conocimiento de los obstetras y del personal de enfermería obstétrica de su muestra acerca de la violencia obstétrica; alrededor del 50% había oído hablar del tema.22 En relación con la percepción de la violencia obstétrica, en este caso en estudiantes de Medicina de Reino Unido y de la India, en el estudio de Gray y coautores concluyen en que, si bien los estudiantes pudieron identificar comportamientos asociados con la violencia obstétrica, la mayoría de ellos desconocía, previamente, el término violencia obstétrica.23 Estos hechos ponen de manifiesto la necesidad de, en primer lugar, llevar a cabo más estudios de la percepción de la violencia obstétrica en los estudiantes de Medicina, pues son escasos y, por supuesto, de un cambio curricular en la educación médica que incluya la estandarización de las prácticas que mejor combinen las evidencias científicas con la bioética, para así consolidar una práctica efectiva y socialmente construida, como se defiende en el estudio de Brilhante y colaboradores.24
Por lo que hace a las propuestas de mejora de la atención a la salud que se reflejen en una mejor asistencia a las mujeres durante el embarazo, parto y puerperio, gran parte de los artículos revisados coinciden en la necesidad de una mayor formación de los profesionales de la salud actuales y futuros. Rodríguez Mir y su grupo reivindican la necesidad de proveer a ambos grupos de herramientas de conocimiento y detección de la violencia obstétrica.25 Estos autores creen que, de esa forma, se suplirá la falta de información o formación relacionada con la incapacidad para identificar y gestionar prácticas inadecuadas y para afrontar los aspectos emocionales del parto.25 En la misma línea se encuentra el equipo de Brilhante, quienes inciden sobre todo en la necesidad de llevar a cabo una reforma curricular en los grados universitarios.24 Esto último es muy interesante pues no debe perderse de vista que es fundamental dotar al futuro personal de salud de toda la información y herramientas necesarias para que el día de mañana sean unos profesionales de la salud que, además de conocimientos teóricos, tengan la capacidad de tratar a sus pacientes desde un modelo biopsicosocial, donde se tengan en cuenta las necesidades físicas, psíquicas y sociales de los pacientes. Marques y colaboradores proponen mejorar la atención a la madre y a su recién nacido como una alternativa para combatir la violencia obstétrica.26
Otra de las alternativas propuestas es analizar el perfil sociodemográfico, clínico y psicológico de las embarazadas a fin de desmitificar expectativas, miedos y dudas.26 Como puede apreciarse, vuelve a insistirse en la importancia de atender a las pacientes desde una perspectiva que incluya todas sus necesidades, y no solo las físicas.26 Rubashkin y su grupo concluyen, por su parte, que ofrecer cuidados de apoyo a las mujeres durante el trabajo de parto y en el puerperio deriva en una mejor experiencia de parto.27 Por último, resulta especialmente interesante la relación que encuentran Rodríguez Mir y colaboradores entre el síndrome de burn out (desgaste profesional) patente entre muchos de los profesionales del ámbito obstétrico y cómo este favorecería la deshumanización en la atención a las embarazadas y afectaría a la relación médico-paciente.25
La novedad que aporta esta investigación es dar a conocer la percepción y la opinión de los profesionales de la salud acerca de diversas cuestiones relacionadas con la violencia obstétrica porque gran parte de los artículos existentes muestran la opinión de las embarazadas. Esto resulta interesante pues los participantes son personal de salud activos en la atención de la mujer durante un momento decisivo de su vida, como es el embarazo, por lo que conocer y analizar sus percepciones resulta fundamental para mejorar la asistencia perinatal en la actividad clínica diaria. La principal limitación encontrada es la posible pérdida de información al no haber analizado la totalidad de la documentación disponible en las diferentes bases.
CONCLUSIÓN
La violencia obstétrica es un tema de creciente actualidad en el quehacer de la sociedad que suscita opiniones de diferente índole no solo en ésta sino también en los profesionales de la salud que atienden directamente (y también de una manera más transversal) a las embarazadas en el parto. La mayoría del personal de salud cree que existe la violencia obstétrica y que han presenciado algún acto que pueda catalogarse como tal, aunque también existe otro grupo que externa opiniones en contrario. Dotar al personal de salud actual y futuro de las herramientas necesarias para tratar a las pacientes desde un modelo biopsicosocial, es fundamental para ofrecer una asistencia más adecuada, correcta y de mejor calidad.
REFERENCIAS