Artículo publicado en el Volumen IV, Número 1 enero-febrero de 1949, páginas 3-14.
El texto está reproducido de acuerdo con la versión original. 

Los puntos de vista clásicos desde los cuales se ha estudiado la pelvis obstétrica son: anatomía de la pelvis, patología pélvica, pelvimetría, inclinación de la pelvis, pelvigrafía y morfología pélvica.

La cefalometría, el estudio clínico y radiológico de las presentaciones y posiciones, la capacidad energéti­ca del músculo uterino y la resistencia de las partes blandas amplían el estudio de la embarazada a térmi­no. Estos medios, en su conjunto, prestan su contin­gente para el diagnóstico al final del embarazo. Su va­lorización proporciona un fundado pronóstico para el parto. 

La medición externa de la pelvis se justifica exclu­sivamente como empleo de rutina y como un medio útil, que orienta para conocer la forma y simetría pél­vica (normas de MlCHAELIS, BAUDELOCQUE y FABRE). 

La pelvimetría interna, clínica y radiológica con es­tudio morfológico sigue siendo la base fundamental de las técnicas modernas que tienden a precisar si una pel­vis es o no apta para el parto. La pelvicefalometria radio­lógica ha mejorado mucho en sus técnicas, pero aunque el margen de error se ha reducido al mínimo, dista mu­cho de proporcionar todos los datos necesarios para fun­dar basándose en ella, el pronóstico del parto. 

El pronóstico del parto es incierto en en un alto porcentaje de casos: cuando el encajamiento no es temprano, cuando los diámetros no están suficientemente disminuidos para entrar dentro del concepto de LITZMANN, ni suficientemente defor­mada la pelvis en su conjunto para que pueda ser considera­da dentro de la pelvis patológica de CALDWELL.

La distocia grave es frecuente en mujeres cuya pel­vicefalometría clínica y radiológica acusa diámetros sensiblemente normales o ligeramente disminuidos.  

La eutocia sorprende en embarazadas cuyas medidas clínicas y radiológicas de pelvis y cabezas fetales había hecho suponer un parto laborioso o difícil.

Presentaciones, posiciones y variedades de posición consideradas como poco propicias para el parto fisiológico coinciden con partos felices aun con productos grandes y en pelvis cuya amplitud técnicamente no es exagerada o anormal.

Estos hechos, aparentemente paradójicos, pueden, cuando menos en parte, explicarse por dos causas conocidas desde hace mucho tiempo:

1ª.-La capacidad que tiene la cabeza fetal de cambiar de forma y reducir sus diámetros.

2ª .- La utilización de un diámetro pélvico no es absoluta ni constante, sino que depende fundamentalmente de la forma pélvica.

Este segundo hecho fue conocido y valorizado por los clásicos cuando expresaron el concepto de diámetros "obstétricos" y diámetros "máximos" y lo aplicaron con toda precisión para explicar el parto espontáneo en algunos tipos de pelvis asimétricas.

Teniendo en cuenta esto, nos parece sencillo entender:

1°.- Que la cabeza fetal capaz de franquear un plano pélvico relativamente reducido en su tamaño, siempre y cuando encuentre después una cavidad lo suficientemente cóncava para alojar su habitual convexidad. Esta condición es necesaria para permitir el progreso del producto sin que éste sufra en su integridad anatómica y funcional.

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