En México, según el último censo de población y vivienda del 2020, el 51.2% de la población total, - 64.5 millones-, son mujeres y de éstas aproximadamente 15 millones se encuentra en edad reproductiva y la mayoría de ellas cada vez con una menor relación de dependencia.¹

El número de nacimientos registrados en México ha disminuído 35% entre 1994 y 2022; siendo el 44.1% de ellos productos de madres mayores de 30 años. Así mismo el número de nacimientos por mujer o pareja ha disminuído, siendo en promedio de 3 en la década de los 70s y actualmente de 1.5 en mujeres entre 15 y 44 años.

En las últimas cuatro décadas, la mujer en la mayoría de los países del mundo ha alcanzado un nivel de educación muy superior a lo logrado durante mas de la mitad del siglo 20, y la mujer mexicana no es una excepción, alcanzando la educación superior aproximadamente el 21% de ellas y el nivel de posgrado un porcentaje cada vez mayor y con la educación, la consecusión de la autonomía.

En el ámbito sociodemográfico, vale la pena resaltar que la tasa de nupcialidad a disminuído de 8 a 3 x 1000 habitantes entre 1994 y 2021; mientras que la tasa de divorcios se ha triplicado en el mismo rango de tiempo.

Toda la suma de lo anterior, tiene implicaciones sociales, económicas y demográficas de alto impacto, que dan un reconocimiento social mas amplio a la mujer como protagonista del desarrollo económico, en el ámbito laboral, en la política y como ejemplo de desarrollo para otras mujeres y que si bien es cierto que todos los cambios anteriormente descritos conllevan en general a un mayor desarrollo y reconocimiento de la mujer; también ha tenido consecuencias en su ámbito reproductivo.

La edad es el mayor determinante de la fecundidad en la mujer. Con el aumento en el numero de años que una mujer promedio hoy día estudia, aunado a la carrera profesional que ambiciona tener y al empoderamiento que forma parte de su desarrollo; la mujer pospone su deseo de embarazo.

La fecundidad es la probabilidad promedio de embarazo por ciclo de una mujer u hombre de una determinada edad en relación a una edad de referencia. La fecundidad disminuye aproximadamente 30% en una mujer de 30-35 años y 50% en una mujer >40 años en relación a una mujer de 20-24 años.²

Lo anterior sucede como consecuencia de la disminución de la reserva ovárica, que se define como el número de ovocitos remanentes en el ovario a una edad cronológica determinada, de tal manera que la reserva ovárica se correlaciona de manera inversa con la edad.³

Lo logrado por la mujer resulta en una mayor igualdad de género y mayores oportunidades para ellas y su actitud hacia el postergamiento de la maternidad se ve influenciado por la accesibilidad a los métodos anticonceptivos y la disponibilidad cada vez mayor de acceso a las Técnicas de Reproducción Asistida (TRA); sin embargo la edad materna avanzada se asocia con un aumento en los riesgos de la salud materna y con Infertilidad.

La edad a la que una mujer se embaraza ha aumentado progresivamente principalmente en los países desarrollados y México sigue la misma tendencia; esto trae como consecuencia tasas mas altas de infertilidad, tasas menores de embarazo y de recién nacidos sanos por condiciones asociadas a la edad materna avanzada; ya sea a través de embarazos logrados de manera natural o asistida.⁴

Por otra parte, en las parejas con Infertilidad, la discriminación por cuestión de género recae en su mayor parte sobre la mujer y el acceso a las TRA como herramientas importantes en la resolución de la Infertilidad, pudiera disminuír la discriminación ligada al género.⁵

Si bien es cierto que soluciones médicas ofrecidas hoy día de manera individual, como las TRA y el congelamiento electivo de los ovocitos, -llamado preservación social de la fertilidad-, promueven la autonomia reproductiva; también involucran riesgos y tienen limitaciones.

Por todo lo anterior, como especialistas en Ginecología y Obstetricia debemos bregar por dar a las mujeres información detallada acerca de los riesgos de la edad materna avanzada y de las limitaciones de las TRA y estar convencidos que esas soluciones deben complementarse con políticas de salud pública encaminadas a dar el soporte necesario a la mujer para que tenga oportunidades de iniciar una familia mas temprano sin sacrificar metas en su carrera profesional.

Bibliografía

1. INEGI Censo de Población y Vivienda 2020, disponible en: www.inegi.org.mx
2. Rothman KJ, Wise LA, Sorensen HT, Riis AH et al. Volitional determinants and age-related decline in fecundability: a general population prospective cohort study in Denmark. Fertil Steril 2013;99:1958-64. doi: 10.1016/j.fertnstert.2013.02.040
3. Harris BS, Jukic AM, Truong T, Nagle CT et al. Markers of ovarian reserve as predictors of future fertility. Fertil Steril 2023;119.99-106. doi:10.1016/j.fertnstert.2022.10.014
4. Bellver J, Donnez J. Infertility etiology and offspring health. Fertil Steril 2019;111:1033-5. doi: 10.1016/j.fertnstert.2019.04.043
5. Ihorn MC , Pascual P. Infertility around the globe: new thinking on gender, reproductive technologies and global movements in the 21st century. Hum Reprod 2015;21:411-426. doi:10.1093/humupd/dmv016